lunes, 5 de marzo de 2012

DEL S. IV AL MEDIEVO – ARQUITECTURA SACRA

La alianza de la iglesia con el poder secular y el creciente proselitismo plantean problemas cuantitativos y cualitativos, para cuya solución se pasó de la domus ecclesiae a la experimentación de salas tomadas de la basílica forense o de los ambientes representativos del palacio imperial. La inicial indiferencia frente a la fijeza del lugar y sus signos simbólicos se transforma, por parte de la autoridad eclesiástica, en una exaltada aspiración a erigir edificios como testimonio de la presencia de Cristo en la tierra, como señales de una pedagogía religiosa orientada a conquistar los nuevos pueblos con los que la cristiandad entra en contacto después de la caída del imperio romano.


LOS SÍMBOLOS DE LA PASIÓN

1. La cruz

La cruz fue, en la época de Jesús, el instrumento de muerte más humillante. Por eso, la imagen del Cristo crucificado se convierte en "escándalo para los judíos y locura para los paganos" (1 Cor 1,23). Debió pasar mucho tiempo para que los cristianos se identificaran con ese símbolo y lo asumieran como instrumento de salvación, entronizado en los templos y presidiendo las casas y habitaciones sólo, pendiendo del cuello como expresión de fe.
Esto lo demuestran las pinturas catacumbales de los primeros siglos, donde los cristianos, perseguidos por su fe, representaron a Cristo como el Buen Pastor por el cual "no temeré ningún mal" (Sal 22,4); o bien hacen referencia a la resurrección en imágenes bíblicas como Jonás saliendo del pez después de tres días; o bien ilustran los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía, anticipo y alimento de vida eterna. La cruz aparece sólo velada, en los cortes de los panes eucarísticos o en el ancla invertida.

domingo, 4 de marzo de 2012

DEL MEDIEVO AL RENACIMIENTO – ARQUITECTURA SACRA

Con su hegemonía en la producción arquitectónica y con su carga de símbolos generalmente reconocibles, el modelo arquitectónico longitudinal-procesional constituye una garantía para la transmisión de una espiritualidad que sólo en casos excepcionales es expresión de la liturgia comunitaria.
La participación en la liturgia romana permanece viva todavía hasta el comienzo de la edad media; pero ya a partir del s. vil se multiplican las oraciones privadas, se reduce la comunión sacramental, aumentan las prácticas de piedad ascético-morales con las nacientes devociones a la Madre de Dios, a los santos y sucesivamente a la Santísima Trinidad.


EL FUEGO DE LA VIGILIA PASCUAL

Desde siempre, la luz existe en estrecha relación con la oscuridad: en la historia personal o social, una época sombría va seguida de una época luminosa; en la naturaleza es de las oscuridades de la tierra de donde brota a la luz la nueva planta, así como a la noche le sucede el día.
La luz también se asocia al conocimiento, al tomar conciencia de algo nuevo, frente a la oscuridad de la ignorancia. Y porque sin luz no podríamos vivir, la luz, desde siempre, pero sobre todo en las Escrituras, simboliza la vida, la salvación, que es Él mismo (Sal 27,1; Is 60, 19-20).

sábado, 3 de marzo de 2012

DEL CONCILIO DE TRENTO AL BARROCO – ARQUITECTURA SACRA


Superada la crisis de la reforma protestante, afronta la iglesia un nuevo problema: la instauración de su necesaria presencia allí donde poder recobrar la adhesióndel pueblo a la religión católica mediante la predicación, cosa que se logrará sobre todo gracias a la utilización de la retórica y de la emotividad introducidas en todoslos medios pedagógicos aplicados, entre los que ocuparía el primer lugar la arquitectura. Así es como la arquitectura barroca renuncia al estudio de las estructuras céntricas, de carácter matemático-proporcional, comprometiéndose en cambio al desarrollo de nuevos modelos a través de complicadas geometrías agregativas, utilizadas no por los significados cosmológicos en ellas implicados, sino prevalentemente por la voluntad de obtener efectos emocionales. En todo caso — piénsese en Borromini— se llega también a un alto testimonio de la conflictividad existente en el artista y en el mundo contemporáneo; como norma, sin embargo, se mueve en la búsqueda de efectos deseados, aunque no por ello necesariamente sentidos.
De E. Abruzzini
Nuevo Diccionario de Liturgia – Ediciones Paulinas

EL CIRIO PASCUAL

Entre todos los simbolismos derivados de la luz y del fuego, el cirio pascual es la expresión más fuerte, porque los reúne a ambos.
El cirio pascual representa a Cristo resucitado, vencedor de las tinieblas y de la muerte, sol que no tiene ocaso. Se enciende con fuego nuevo, producido en completa oscuridad, porque en Pascua todo se renueva: de él se encienden todas las demás luces.
Las características de la luz son descritas en el exultet y forman una unidad indisoluble con el anuncio de la liberación pascual. El encender el cirio es, pues, un memorial de la Pascua. Durante todo el tiempo pascual el cirio estará encendido para indicar la presencia del Resucitado entre los suyos. Toda otra luz que arda con luz natural tendrá un simbolismo derivado, al menos en parte, del cirio pascual.

viernes, 2 de marzo de 2012

EL SIGNO DEL TESTIMONIO

El edificio-iglesia, aun sin la presencia física de los fieles, está lleno del Espíritu de Cristo, el Espíritu que guía y ayuda a testimoniar la esperanza y el gozo anunciados al mundo. El edificio iglesia es un continuo interrogante para quien recorre las calles de un barrio, es una invitación a la participación, es el lugar donde la comunidad aprende, a la luz de la palabra de Dios, a vivir la comunión y a rechazar las rivalidades, la indiferencia y el individualismo de la sociedad. Es un signo pedagógico, un instrumento de conocimiento del mensaje. En la Jerusalén mesiánica, descrita en el Apocalipsis de san Juan, leemos: "...la ciudad está rodeada por un muro grande y alto con doce puertas..., al oriente tres puertas, al norte tres puertas, al mediodía tres puertas, al occidente tres puertas..." (Ap 21,12-13). Es una ciudad abierta a todos, si bien es el bautismo el único título de pertenencia a la misma.


De E. Abruzzini
Nuevo Diccionario de Liturgia – Ediciones Paulinas