La alianza de la iglesia con el poder secular y el
creciente proselitismo plantean problemas cuantitativos y cualitativos, para
cuya solución se pasó de la domus ecclesiae a la experimentación de
salas tomadas de la basílica forense o de los ambientes representativos del palacio
imperial. La inicial indiferencia frente a la fijeza del lugar y sus signos
simbólicos se transforma, por parte de la autoridad eclesiástica, en una
exaltada aspiración a erigir edificios como testimonio de la presencia de
Cristo en la tierra, como señales de una pedagogía religiosa orientada a conquistar
los nuevos pueblos con los que la cristiandad entra en contacto después de la
caída del imperio romano.
La Igleisa necesita de santos, lo sabemos, y ella necesita también de artistas hábiles y capaces; los unos y los otros, santos y artistas, son testimonio del espíritu que vive en Cristo (Pablo VI Carta a los miembros de la Comisión Diocesana de Arte Sacra. 4 de junio de 1967).
lunes, 5 de marzo de 2012
LOS SÍMBOLOS DE LA PASIÓN
La cruz fue, en la época de Jesús, el instrumento de muerte más humillante. Por eso, la imagen del Cristo crucificado se convierte en "escándalo para los judíos y locura para los paganos" (1 Cor 1,23). Debió pasar mucho tiempo para que los cristianos se identificaran con ese símbolo y lo asumieran como instrumento de salvación, entronizado en los templos y presidiendo las casas y habitaciones sólo, pendiendo del cuello como expresión de fe.
Esto lo demuestran las pinturas
catacumbales de los primeros siglos, donde los cristianos, perseguidos por su
fe, representaron a Cristo como el Buen Pastor por el cual "no temeré ningún mal"
(Sal 22,4); o bien hacen referencia a la resurrección en imágenes bíblicas como
Jonás saliendo del pez después de tres días; o bien ilustran los sacramentos
del Bautismo y la Eucaristía, anticipo y alimento de vida eterna. La cruz
aparece sólo velada, en los cortes de los panes eucarísticos o en el ancla
invertida.
domingo, 4 de marzo de 2012
DEL MEDIEVO AL RENACIMIENTO – ARQUITECTURA SACRA
Con su hegemonía en la producción arquitectónica y con
su carga de símbolos generalmente reconocibles, el modelo arquitectónico longitudinal-procesional
constituye una garantía para la transmisión de una espiritualidad que sólo en
casos excepcionales es expresión de la liturgia comunitaria.
La participación en la liturgia romana permanece viva
todavía hasta el comienzo de la edad media; pero ya a partir del s. vil se
multiplican las oraciones privadas, se reduce la comunión sacramental, aumentan
las prácticas de piedad ascético-morales con las nacientes devociones a la
Madre de Dios, a los santos y sucesivamente a la Santísima Trinidad.
EL FUEGO DE LA VIGILIA PASCUAL
Desde siempre, la luz existe en estrecha
relación con la oscuridad: en la historia personal o social, una época sombría
va seguida de una época luminosa; en la naturaleza es de las oscuridades de la
tierra de donde brota a la luz la nueva planta, así como a la noche le sucede
el día.
La luz también se asocia al
conocimiento, al tomar conciencia de algo nuevo, frente a la oscuridad de la
ignorancia. Y porque sin luz no podríamos vivir, la luz, desde siempre, pero
sobre todo en las Escrituras, simboliza la vida, la salvación, que es Él mismo
(Sal 27,1; Is 60, 19-20).
sábado, 3 de marzo de 2012
DEL CONCILIO DE TRENTO AL BARROCO – ARQUITECTURA SACRA
Superada la crisis de la reforma protestante, afronta
la iglesia un nuevo problema: la instauración de su necesaria presencia allí
donde poder recobrar la adhesióndel pueblo a la religión católica mediante la
predicación, cosa que se logrará sobre todo gracias a la utilización de la
retórica y de la emotividad introducidas en todoslos medios pedagógicos
aplicados, entre los que ocuparía el primer lugar la arquitectura. Así es como la
arquitectura barroca renuncia al estudio de las estructuras céntricas, de
carácter matemático-proporcional, comprometiéndose en cambio al desarrollo de
nuevos modelos a través de complicadas geometrías agregativas, utilizadas no
por los significados cosmológicos en ellas implicados, sino prevalentemente por
la voluntad de obtener efectos emocionales. En todo caso — piénsese en Borromini— se llega también a un alto
testimonio de la conflictividad existente en el artista y en el mundo
contemporáneo; como norma, sin embargo, se mueve en la búsqueda de efectos
deseados, aunque no por ello necesariamente sentidos.
De E. Abruzzini
Nuevo Diccionario de Liturgia – Ediciones Paulinas
EL CIRIO PASCUAL
Entre todos los simbolismos derivados de
la luz y del fuego, el cirio pascual es la expresión más fuerte, porque los
reúne a ambos.
El cirio pascual representa a Cristo
resucitado, vencedor de las tinieblas y de la muerte, sol que no tiene ocaso.
Se enciende con fuego nuevo, producido en completa oscuridad, porque en Pascua
todo se renueva: de él se encienden todas las demás luces.
Las características de la luz son
descritas en el exultet y forman una unidad indisoluble con el anuncio de la
liberación pascual. El encender el cirio es, pues, un memorial de la Pascua.
Durante todo el tiempo pascual el cirio estará encendido para indicar la
presencia del Resucitado entre los suyos. Toda otra luz que arda con luz
natural tendrá un simbolismo derivado, al menos en parte, del cirio pascual.
viernes, 2 de marzo de 2012
EL SIGNO DEL TESTIMONIO
El edificio-iglesia, aun sin la presencia física de
los fieles, está lleno del Espíritu de Cristo, el Espíritu que guía y ayuda a testimoniar
la esperanza y el gozo anunciados al mundo. El edificio iglesia es un continuo
interrogante para quien recorre las calles de un barrio, es una invitación a la
participación, es el lugar donde la comunidad aprende, a la luz de la palabra de
Dios, a vivir la comunión y a rechazar las rivalidades, la indiferencia y el
individualismo de la sociedad. Es un signo pedagógico, un instrumento de
conocimiento del mensaje. En la Jerusalén mesiánica, descrita en el Apocalipsis
de san Juan, leemos: "...la ciudad está rodeada por un muro grande y alto con
doce puertas..., al oriente tres puertas, al norte tres puertas, al mediodía
tres puertas, al occidente tres puertas..." (Ap 21,12-13). Es una ciudad abierta
a todos, si bien es el bautismo el único título de pertenencia a la misma.
De E. Abruzzini
Nuevo Diccionario de Liturgia – Ediciones Paulinas
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