Sólo se pueden utilizar las
Plegarias Eucarística que se encuentran en el Misal Romano o aquellas que han
sido legítimamente aprobadas por la Sede Apostólica, en la forma y manera que
se determina en la misma aprobación. «No se puede tolerar que algunos
sacerdotes se arroguen el derecho de componer plegarias eucarísticas», ni
cambiar el texto aprobado por la Iglesia, ni utilizar otros, compuestos por
personas privadas.
La proclamación de la Plegaria
Eucarística, que por su misma naturaleza es como la cumbre de toda la
celebración, es propia del sacerdote, en virtud de su misma ordenación. Por
tanto, es un abuso hacer que algunas partes de la Plegaria Eucarística sean
pronunciadas por el diácono, por un ministro laico, o bien por uno sólo o por
todos los fieles juntos. La Plegaria Eucarística, por lo tanto, debe ser
pronunciada en su totalidad, y solamente, por el Sacerdote.