
El conjunto de estas fórmulas de laudes y vísperas se ha
juzgado justamente como la parte verdadera y totalmente nueva de la LH. Se
trata de unos docientos formularios distribuidos en los diferentes tiempos
litúrgicos, en las fiestas y en el ciclo del salterio. Estos textos se han
programado para ofrecer un momento rico y muy variado a la oración petitoria.
Sin embargo, para que no constituya un duplicado del género del que se usa en
la misa, se ha escogido una forma literaria y un estilo diverso en cuanto que,
salvo en la introducción, son enteramente palabras dirigidas a Dios, admiten una
respuesta variable y se pueden ejecutar con modalidades diferentes. Además, no
tienen la conclusión sacerdotal, porque se cierran con el padrenuestro y
la oración.