Algunos de entre los fieles
laicos ejercen, recta y laudablemente, tareas relacionadas con la sagrada
Liturgia, conforme a la tradición, para el bien de la comunidad y de toda la
Iglesia de Dios. Conviene que se distribuyan y realicen entre varios las tareas
o las diversas partes de una misma tarea.
Además de los ministerios
instituidos, de lector y de acólito, entre las tareas arriba mencionadas, en
primer lugar están los de acólito y de lector con un encargo temporal, a los
que se unen otros servicios, descritos en el Misal Romano, y también la tarea
de preparar las hostias, lavar los paños litúrgicos y similares. Todos «los
ministros ordenados y los fieles laicos, al desempeñar su función u oficio,
harán todo y sólo aquello que les corresponde», y, ya lo hagan en la misma
celebración litúrgica, ya en su preparación, sea realizado de tal forma que la
liturgia de la Iglesia se desarrolle de manera digna y decorosa.