
Sin embargo, donde la
necesidad de la Iglesia así lo aconseje, faltando los ministros sagrados,
pueden los fieles laicos suplir algunas tareas litúrgicas, conforme a las
normas del derecho. Estos fieles son llamados y designados para desempeñar unas
tareas determinadas, de mayor o menor importancia, fortalecidos por la gracia
del Señor. Muchos fieles laicos se han dedicado y se siguen dedicando con
generosidad a este servicio, sobre todo en los países de misión, donde aún la
Iglesia está poco extendida, o se encuentra en circunstancias de persecución,
pero también en otras regiones afectadas por la escasez de sacerdotes y
diáconos.