Existe la oración de los bautizados y la de los no
bautizados. Una y otra pueden ser estrictamente privadas e individuales o bien
revestir un carácter social, un desarrollo comunitario e incluso un valor
oficial reconocido por la autoridad. La oración cristiana comunitaria puede
limitarse a una forma devocional propia de estratos más o menos amplios, es
decir, a una expresión religiosa vinculada únicamente a determinadas contingencias
históricas populares o a factores culturales. En este caso se llama ejercicio piadoso
o forma de piedad popular, más o menos acreditada por la autoridad.
La Igleisa necesita de santos, lo sabemos, y ella necesita también de artistas hábiles y capaces; los unos y los otros, santos y artistas, son testimonio del espíritu que vive en Cristo (Pablo VI Carta a los miembros de la Comisión Diocesana de Arte Sacra. 4 de junio de 1967).