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jueves, 30 de mayo de 2013

EL ROQUETE



Su origen histórico es antiquísimo, pues si bien su nombre actual latino, rochettum, no se documenta hasta 1220, en un inventario de la parroquia de Ruscomb en Inglaterra, como prenda es sin duda muy anterior, dado que en documentos del siglo IX ya aparecía citada en Roma una vestidura blanca que recibía el nombre de camisia, cuyo uso quedaba reservado a sólo ciertos eclesiásticos. Este primitivo roquete era prenda talar; así se desprende de la exigencia del sínodo de Tréveris de 1238, que reclamaba que llegase hasta los pies; algo similar expresaba en el de Colonia de 1260, donde se instó a que fuese tan largo que no permitiese la visión de las prendas inferiores. De esa misma centuria existen testimonios que confirman que el usado por el papa era de tal largura que incluso debía de serle levantado para caminar. Sin embargo, de una atenta visión de las pinturas de la baja Edad Media y Edad Moderna podemos deducir cómo esta versión talar se fue paulatinamente acortando hasta adquirir la forma actual.

jueves, 2 de febrero de 2012

USO DEL ROQUETE O DEL ALBA


Es recomendable que los ministros que participan de las celebraciones lo hagan con roquete o alba. El roquete (a veces llamado sobrepelliz) es la vestidura corta y blanca que se usa sobre la sotana, que puede ser negra o de otro color. No puede usarse el roquete sin la sotana, ni ponerse sobre el alba. Si se usa el alba no es necesario el uso del roquete. El roquete comenzó a usarse algún tiempo después que el alba y en muchos lugares es la vestidura que deben usar los laicos. La sotana para la celebración la pueden usar los monaguillos, seminaristas, diáconos y sacerdotes (presbíteros u obispos).

El alba y el roquete siempre son blancos porque recuerdan la vestidura blanca que recibimos el día de nuestro bautismo. Cada vez que te pones el alba o el roquete para servir a la Misa, debes recordar la oración que pronunció el sacerdote el día de tu Bautismo: “Que esta vestidura blanca sea para ustedes el símbolo de su nueva dignidad de cristiano. Con la ayuda de los consejos y ejemplos de sus familiares, consérvenla sin mancha hasta la vida eterna”.

miércoles, 4 de enero de 2012

LITURGIA E INSIGNIAS LITÚRGICAS

El uso de insignias, emblemas u otros distintivos, como signos de grados jerárquicos, autoridad, pertenencia a una profesión o asociación, etc., es frecuente y universal en muchos órdenes de la vida: así en los tribunales, en actos académicos de las Universidades, en ceremonias civiles, en el ejército, etc.; otro tipo de insignias son las condecoraciones, los escudos y los emblemas a veces con leyendas o frases explicativas. Todas ellas son muy variadas y con diversos significados, a veces de particular interés, o, como en el caso de algunas condecoraciones y escudos, de larga historia o de peculiar tradición, y en ocasiones han sido o son objeto de especiales realizaciones artísticas. Las llamadas i. l. son signos exteriores de los distintos grados jerárquicos de los ministros del culto cristiano usados en las celebraciones cultuales y, en algunos casos, también fuera de ellas; su estudio presenta particular interés por su uso universal y constante en la Iglesia, así como por su peculiar historia y significación.

viernes, 30 de diciembre de 2011

LA BIRRETA

La birreta, que no debe ser confundida con otras tres prendas con nombres parecidos, como son el roquete, el birrete y el bonete. El primero nada tiene que ver con el género de los cubrecabezas.
La birreta y el birrete, en cambio, son particularizaciones del bonete, que es una especie de gorra, comúnmente de cuatro picos, usada por los eclesiásticos y seminaristas a partir del siglo XVI, y antiguamente por los colegiales y graduados. Representan la autoridad de quien las viste.




viernes, 25 de noviembre de 2011

LE VESTI LITURGICHE SECONDO RATZINGER

Qualche tempo fa ha provocato una certa divertita perplessità in ambito giornalistico il fatto che la rivista statunitense "Esquire", nel suo annuale riconoscimento ai personaggi che incarnano l'epitome dell'eleganza, abbia indicato Benedetto XVI come l'uomo che meglio sceglie i suoi accessori di abbigliamento. Questa scelta, di una frivolezza molto caratteristica di un'epoca che tende a banalizzare ciò che non comprende, è avvenuta in un momento in cui Benedetto XVI aveva suscitato un'attenzione mediatica senza precedenti nel riprendere alcuni indumenti di radicata tradizione papale come il camauro, un copricapo invernale di velluto rosso bordato di ermellino, o il "saturno", un cappello a tesa larga che era già stato largamente utilizzato da alcuni suoi predecessori, come Giovanni XXIII.



viernes, 28 de enero de 2011

ORIGEN Y DESARROLLO DEL TRAJE LITÚRGICO

El origen de las vestiduras litúrgicas no hay que buscarlo, como erróneamente afirman algunos liturgistas medievales, en los vestidos sagrados prescritos por Moisés y usados en el templo judaico. De ellos, la Iglesia lo más que pudo tomar es la idea de la conveniencia de un vestuario especial para el servicio del culto.
Nuestras vestiduras sagradas se derivan sencillamente del antiguo traje civil greco-romano. El mismo tipo de vestidos que usaba entonces la población civil en su vida social se utilizó también en la celebración de los actos litúrgicos. Primis temporibus — escribe exactamente W. Estrabón — communi indumento vestiti missas agebant, sicut et hactenus quídam orientalium faceré perhibentur. No tenemos testimonios explícitos de los primeros siglos a este propósito, pero podemos suplirlos con pruebas monumentales que nos suministran las pinturas de las catacumbas. En ellas, los ministros son representados durante la celebración del culto con la misma vestimenta que lleva el común de los ciudadanos romanos.

LAS ANTIGUAS VESTIDURAS ROMANAS

Después de dar una idea general acerca del origen y desarrollo de las vestiduras sagradas, es necesario, antes de estudiarlas una por una consignar algunos datos sobre los antiguos vestidos romanos que dieron origen a aquéllas.
En el traje usado por los romanos en tiempo del Imperio hay que distinguir el vestido interior y el exterior. El vestido interior, prescindiendo de la faja lumbar y calzones cortos, lo constituía esencialmente la túnica, vestido amplio en forma de camisa, más bien corta en un principio, sin mangas y atada con dos cintas sobre los hombros; más tarde, hacia el siglo IV, fue con mangas hasta las muñecas y larga hasta los talones (túnica talaris et manicata). Era de hilo, blanca o de color claro; de ahí el nombre de alba que recibió en la Edad Media; se adornaba con dos galones purpúreos (clavi), más o menos anchos según la dignidad de la persona, que descendían paralelos por la parte delantera. Dentro de casa se dejaba caer suelta, pero en público se ceñía al cuerpo con un cinturón y se levantaba un poco por delante para mayor comodidad al andar; muchos, sin embargo, prescindían del ceñidor (túnica discincta).

LAS VESTIDURAS LITÚRGICAS INTERIORES

A semejanza de los indumentos romanos, las vestiduras litúrgicas, que, salvo pequeñas transformaciones, se derivan de aquéllos, pueden dividirse en interiores y exteriores. En este punto comenzaremos a tratar de las primeras, que son las siguientes:
a) El amito.
b) El alba con el cíngulo.
c) El roquete.
d) La sobrepelliz.
El amito.
El amito que actualmente usan los ministros sagrados de rito romano, colocándoselo sobre los hombros y alrededor del cuello, no recibió este nombre antes del siglo IX Los Ordines romani antiguos le llaman anagolaium, anagolagium (de αναφσλαιου = manteleta); mαs tarde, especialmente en Alemania después del siglo XI, se llamó también humeral. El amito no trae su origen ni del velo con que los romanos se cubrían la cabeza durante los sacrificios ni del palliolum que algunas veces usaban para proteger la parte del cuello que la túnica dejaba descubierta, sino más bien de un paño de forma rectangular que desde la nuca se extendía hacia los hombros y, pasando los dos cabos por debajo de las axilas, sujetaba y ceñía al cuerpo los vestidos, haciendo más fácil el movimiento de los brazos. Casiano habla de ello, y dice que tal era la costumbre de los monjes egipcios; San Benito la adoptó para los monjes de Occidente.

LAS VESTIDURAS LITÚRGICAS EXTERIORES

Comprendemos entre ellas:
a) La casulla.
b) La dalmática y la tunicela.
c) La capa pluvial.
La casulla.
La casulla (casa pequeña, también llamada planede πλανάσθαι = quia oris errantibus evagatur, dice San Isidoro de Sevilla) es la derivación de la antigua pénula romana, que, como dijimos, en el siglo III era ya de uso común, y, por lo tanto, debía formar parte del vestuario litúrgico. De ella habla Tertuliano, motejando a aquellos que por su superstición o comodidad se quitaban la pénula antes de orar como si Deus non audiat poenulatos Un fresco del siglo III en el cementerio de Priscila representa a un obispo, vestido de pénula, oficiando una función litúrgica. Afirma Sulpicio Severo que San Martín da Tours (+ 400) solía ofrecer el santo sacrificio con túnica y amfchibulo. Los retratos en mosaico de San Ambrosio, en la capilla de San Sátiro, de la basílica ambrosiana de Milán (s.V). y de San Maximiano, en la de San Vital, de Rávena (s.Vl), representan a los dos obispos vestidos con la pénula. Todo esto confirma que el mismo tipo de pénula que obispos y sacerdotes usaban fuera de la iglesia servíales también para el servicio litúrgico.

LOS COLORES LITÚRGICOS

La variedad de colores en las vestiduras sagradas era cosa conocida en la liturgia mosaica, con la diferencia de que, mientras nuestros ornamentos tienen un color predominante, entre los judíos los cuatro colores litúrgicos — jacinto, púrpura, azafrán y carmesí — debían ir juntos. En los primeros siglos cristianos no se halla rastro de colores litúrgicos propiamente dichos. Los frescos y mosaicos de las antiguas basílicas muestran que el artista ha elegido a su antojo el color de las vestiduras sagradas. Así, San Ambrosio, en el mosaico de la basílica de su nombre en Milán (s.v), aparece vestido de una pénula de color amarillo; amarillas son, asimismo, las pénulas de la capilla de San Sátiro; en cambio, son de color púrpura las de los mosaicos de San Vital, en Rávena (s.Vl).

LAS INSIGNIAS LITÚRGICAS


Las insignias litúrgicas pueden dividirse en mayores y menores.
Son mayores:
a) El manípulo.
b) La estola.
c) El palio.
d) El superhumeral.
Son menores:
a) La mitra.
b) El báculo.
c) El anillo.
d) La cruz pectoral.