La birreta,
que no debe ser confundida con otras tres prendas con nombres parecidos, como
son el roquete, el birrete y el bonete. El primero nada tiene que ver con el
género de los cubrecabezas.
La birreta y el
birrete, en cambio, son particularizaciones del bonete, que es una especie de
gorra, comúnmente de cuatro picos, usada por los eclesiásticos y seminaristas a
partir del siglo XVI, y antiguamente por los colegiales y graduados.
Representan la autoridad de quien las viste.
Ambos gorros tienen
sus orígenes en el pileus quadratus, un tipo de casquete con un cuadrado
adosado empleado en la antigua Roma para simbolizar la libertad. Aunque los
términos son reconocidos como sinónimos, sobre todo en el ámbito hispano,
propiamente se reserva el de birreta para el uso litúrgico y el de birrete para
aquel gorro armado en forma prismática y coronado por una borla que llevan en
los actos solemnes los profesores, magistrados, jueces y abogados.
La birreta es, pues,
un bonete cuadrangular confeccionado en paño, merino o seda usado por los
clérigos, que suele tener en la parte superior una borla del mismo color de la
tela. Esta es roja para los cardenales, morada para los obispos, negra para los
sacerdotes y blanca para el Papa, los canónicos premostratenses y los abades
cistercienses. Los religiosos reemplazan su uso por la capucha de su hábito. Su
particular diseño dependerá de si la birreta ha sido hecha conforme al modelo
romano o español, predominando el primero. Los celebrantes (preste, diácono y
subdiácono) llevan puesta la birreta para las procesiones de entrada y retirada
a la sacristía; en las procesiones sin el Santísimo Sacramento o las reliquias
de la Pasión, y cuando están sentados en las funciones solemnes.
En el coro, los
clérigos se cubren con ella mientras permanecen sentados, excepto si está
expuesto el Santísimo Sacramento. Por último, en las predicaciones, y salvo la
misma excepción anterior, el orador puede ponérselo si es costumbre. Hoy en
día, también se suele utilizar por algunos cardenales u obispos cuando celebran
un Te Deum Ecuménico. Si bien tal costumbre contraviene la Instrucción Ut sive sollicite (núm. 6 y 15), su propósito es evitar que a estas celebraciones se les
pueda atribuir un sentido eucarístico (cfr. canon 908 del Código de Derecho
Canónico). Cabe decir que la birreta forma parte del conjunto de las prendas e
insignias eclesiásticas propias de obispos y cardenales, por lo cual han de ir
cubiertos por ella si el protocolo civil o religioso exige traje coral.
La última prenda suele
estar asociada a obispos y cardenales, pero que puede ser vestida igualmente
por sacerdotes y abades. Se trata del solideo, un casquete de seda u otra tela ligera, que
usan los eclesiásticos para cubrirse la coronilla desde el siglo XIII. Su
nombre proviene del latín soli Deo, esto es, a solo Dios, aludiendo a que los
sacerdotes se lo quitan únicamente ante el sagrario, en presencia de Cristo
sacramentado, y durante la Santa Misa desde el Prefacio hasta después de la
Comunión. Es de color blanco para el Papa, rojo para los cardenales, morado
para los obispos y negro para los sacerdotes.
Jaime
Alcalde
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