Tomás H. Jerez

viernes, 30 de diciembre de 2011

LA BIRRETA

La birreta, que no debe ser confundida con otras tres prendas con nombres parecidos, como son el roquete, el birrete y el bonete. El primero nada tiene que ver con el género de los cubrecabezas.
La birreta y el birrete, en cambio, son particularizaciones del bonete, que es una especie de gorra, comúnmente de cuatro picos, usada por los eclesiásticos y seminaristas a partir del siglo XVI, y antiguamente por los colegiales y graduados. Representan la autoridad de quien las viste.





Ambos gorros tienen sus orígenes en el pileus quadratus, un tipo de casquete con un cuadrado adosado empleado en la antigua Roma para simbolizar la libertad. Aunque los términos son reconocidos como sinónimos, sobre todo en el ámbito hispano, propiamente se reserva el de birreta para el uso litúrgico y el de birrete para aquel gorro armado en forma prismática y coronado por una borla que llevan en los actos solemnes los profesores, magistrados, jueces y abogados.
La birreta es, pues, un bonete cuadrangular confeccionado en paño, merino o seda usado por los clérigos, que suele tener en la parte superior una borla del mismo color de la tela. Esta es roja para los cardenales, morada para los obispos, negra para los sacerdotes y blanca para el Papa, los canónicos premostratenses y los abades cistercienses. Los religiosos reemplazan su uso por la capucha de su hábito. Su particular diseño dependerá de si la birreta ha sido hecha conforme al modelo romano o español, predominando el primero. Los celebrantes (preste, diácono y subdiácono) llevan puesta la birreta para las procesiones de entrada y retirada a la sacristía; en las procesiones sin el Santísimo Sacramento o las reliquias de la Pasión, y cuando están sentados en las funciones solemnes.
En el coro, los clérigos se cubren con ella mientras permanecen sentados, excepto si está expuesto el Santísimo Sacramento. Por último, en las predicaciones, y salvo la misma excepción anterior, el orador puede ponérselo si es costumbre. Hoy en día, también se suele utilizar por algunos cardenales u obispos cuando celebran un Te Deum Ecuménico. Si bien tal costumbre contraviene la Instrucción Ut sive sollicite (núm. 6 y 15), su propósito es evitar que a estas celebraciones se les pueda atribuir un sentido eucarístico (cfr. canon 908 del Código de Derecho Canónico). Cabe decir que la birreta forma parte del conjunto de las prendas e insignias eclesiásticas propias de obispos y cardenales, por lo cual han de ir cubiertos por ella si el protocolo civil o religioso exige traje coral.
La última prenda suele estar asociada a obispos y cardenales, pero que puede ser vestida igualmente por sacerdotes y abades. Se trata del solideo, un casquete de seda u otra tela ligera, que usan los eclesiásticos para cubrirse la coronilla desde el siglo XIII. Su nombre proviene del latín soli Deo, esto es, a solo Dios, aludiendo a que los sacerdotes se lo quitan únicamente ante el sagrario, en presencia de Cristo sacramentado, y durante la Santa Misa desde el Prefacio hasta después de la Comunión. Es de color blanco para el Papa, rojo para los cardenales, morado para los obispos y negro para los sacerdotes.
Jaime Alcalde

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