Si el estudio de la plegaria eucarística
hace acercarse directamente a los textos —los antiguos y los nuevos—, se hace
consecuente la exigencia de desarrollar la dimensión propiamente teológica; en cada
ocasión de hecho la anáfora nos hace encontrar la riqueza de doctrina con la
que la iglesia entiende y celebra el memorial eucarístico.
Al decir esto, ya subrayamos un hecho: que
el lugar primario en el que encontrar la teología eucarística expresada por la
iglesia será el sitio en el que ella
hace memoria de la pascua, es decir, la liturgia concretamente celebrada.
Ello no significa, en modo alguno, reconocer menor importancia a otros lugares
propiamente teológicos; sólo quiere subrayar el peculiar papel de tradición que
es propio de la liturgia de la iglesia.