«La diversidad de los colores
en las vestiduras sagradas tiene como fin expresar con más eficacia, aun
exteriormente, tanto las características de los misterios de la fe que se
celebran como el sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año
litúrgico». También la diversidad «de ministerios se manifiesta exteriormente,
al celebrar la Eucaristía, en la diversidad de las vestiduras sagradas». Pero
estas «vestiduras deben contribuir al decoro de la misma acción sagrada».
«El alba», está «ceñida a la
cintura con el cíngulo, a no ser que esté confeccionada de tal modo que se
adhiera al cuerpo sin cíngulo. Antes de ponerse el alba, si no cubre totalmente
el vestido común alrededor del cuello, empléese el amito».