Es común entre los estudiosos la
convicción de que, en el origen de una comprensión totalmente renovada del tema
de la plegaria eucarística, está la tesis que identifica en la tradición judía
el contexto en el que situar la búsqueda de la génesis de la anáfora cristiana. Si en un primer momento la
indagación tiende a precisar esta relación prevalentemente en términos de
dependencia literaria de la plegaria eucarística respecto de la Oración de
bendición que caracteriza de un modo totalmente singular la entera
tradición hebrea', las aportaciones sucesivas nos dirigen a un lugar muy
diverso: el acento se pone sobre todo en la continuidad de inspiración y de
temas de las dos tradiciones, continuidad que se hace posible en particular por
la constante referencia de ambas a la palabra4; además, el remitir a la
liturgia judía no se queda en algo genérico, sino que se precisa hasta el punto
de individuar más en concreto cuales de las plegarias hebreas se configuran como
probable fuente de la plegaria eucarística.