Al principio se leían directamente de la Biblia las lecturas para la celebración litúrgica, de modo más o menos continuo. Cuando se comenzó a escoger fragmentos
para determinados días, éstos fueron
marcados en el margen del texto
sagrado. En un segundo momento
se hizo, primero como apéndice
del libro y luego como códice aparte,
un elenco de perícopasdistribuidas
para varios días. De ahí el término capitularia, porque hacían
la lista de los capitula con la indicación del
comienzo y del fin de cada fragmento (faltaba la actual división en capítulos y versículos).
Encontramos así leccionarios que contienen sólo los evangelios (llamados capitularía
evangeliorum), o sólo las lecturas
no evangélicas (llamados Comes,
o Liber Comitis, o Liber commicus) o también
ambos.