Los iconos de la Trinidad son una expresión de la comunión del cristiano con Dios. Representar la Trinidad no es una obra sencilla. Durante la historia se han experimentado diversos tipos de soluciones. En algunos casos se han utilizado símbolos abstractos, en otros las tres personas de la Trinidad se representan en conexión con un evento de la historia de la salvación. En los primeros siglos la preocupación principal era evitar el peligro de la idolatría, siempre latente en las comunidades de cristianos convertidos del paganismo y rodeados por una cultura politeísta. El rechazo a las imágenes abstractas, sin conexión con la historia de la salvación, era una forma de evitar cualquier posibilidad de una interpretación erróneamente. Las imágenes de la Trinidad en relación con la historia de la salvación, narrada en la Sagrada Escritura, se transformarán, con el tiempo, en la forma más habitual de representación.
Las imágenes deben ser un medio para entrar en contacto con la divinidad. Las imágenes deben intentar indicar las características que más puedan inducir a la percepción del misterio divino. La materia, la figura visible, la historia, son el ámbito y la ocasión de la revelación, llegan a ser sagradas ellas mismas, y están unidas a lo divino, al cual sirven. Ellas son una ocasión y un ámbito precioso para el hombre, inmerso en la materia y en la historia, cuyo conocimiento está vinculado a tales realidades.
Existen diversas tipologías de los iconos trinitarios: el triángulo equilátero con un sol en el centro, o el monograma de Iahvé, o un ojo; los tres círculos que se entrecruzan; la torre con tres ventanas; la triple hoja; la tau; la figura de un hombre con tres cabezas, o de tres animales con una cabeza; el trono sobre el que reposa el libro, y la paloma suspendida en vuelo por encima del conjunto; el trono sobre el que se sienta el cordero, con la paloma suspendida en vuelo por encima del conjunto.
Las imágenes teológicas son aquellas que representan el dogma trinitario por medio de las personas, buscando presentar los conceptos fundamentales del dogma, y prescindiendo de una referencia explícita a un evento de la Escritura.
Una imagen teológica del trono de gracia presenta al Padre que sostiene al Hijo en su seno. La paloma del Espíritu Santo aletea entre el rostro del Padre y el del Hijo. En Florencia, un fresco de Masaccio representa de modo muy solemne al Padre de pie, en acto de sostener la cruz del Hijo muerto, y al Espíritu Santo en forma de paloma entre las cabezas de ambos.
Otra imagen teológica es la del Hijo sentado a la derecha del Padre. Esta imagen tiene su raíz en las visiones proféticas, en algunas frases de San Pablo, y en el Apocalipsis. El Padre y el Hijo se representan sentados sobre un único trono o cada uno en un trono. Estos tronos pueden estar formados por nubes o ángeles. Por lo general el Espíritu Santo aletea entre los dos.
Las imágenes bíblicas son las representaciones de la Trinidad que reproducen explícitamente una teofanía narrada en al Antiguo o el Nuevo Testamento. Las representaciones más comunes del nuevo testamento son el bautismo de Cristo en el Jordán y la transfiguración en el monte Tabor. Del Antiguo Testamento la más común es la teofanía junto a la tienda de Abraham en Mambré, plantada bajo una encina. Esta representación se refiere al episodio del Génesis en el que Abraham acoge y ofrece hospitalidad a los tres visitadores misteriosos, que son Dios. Los elementos de la escena son los siguientes: los tres ángeles o personajes iguales de la divinidad; la mesa de la comida que Abraham les ofrece; el ternero inmolado; Abraham y Sara; la tienda, la encina. Una antiquísima representación de esta teofanía se encuentra en los mosaicos de la nave central de Santa María Mayor en Roma.
Según la disposición de los tres personajes principales, tenemos tres tipos de iconos:
- Grupo isocéfalo: la cabeza de los tres personajes están al mismo nivel, en línea horizontal, y son perfectamente iguales.
- Composición piramidal: el personaje central se coloca más alto, y los dos a su lado están más abajo, de modo que se forma una pirámide o triángulo.
- La mesa en diagonal. La mesa ocupa la parte central, colocada en diagonal, los tres personajes ocupan los dos lados más cortos de la mesa y uno de los dos lados largos, están separados y en posiciones diversas.
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