La devoción a la Eucaristía produjo en el siglo XVIII,
al igual que en el XVII, un número notable de composiciones musicales
específicas. En el Archivo de Música del Real Monasterio del Escorial
encontramos más de setenta composiciones dedicadas al Santísimo Sacramento en
el siglo XVIII. La mayor parte están concebidas en forma de villancico, esto
es, la forma musical y literaria que consiste en un estribillo seguido de
coplas. Otras composiciones se denominan cantadas, motetes, solos,
dúos… En realidad, la diferencia de estas formas es, sobre todo, musical.
LP 22, 27, ff. 124r-130v.
Autor musical: José Mir y Llusá (†1764).al SS.mo
[Estribillo]
[Coplas]
Serafines amantes [al trono],
cantad la gala
en tiorbas de luces,
trompas de llamas,
al objeto que logra
desde esas aras,
hoy reparte favores
de inmensas gracias.
Y en sus triunfos repitan,
celeste escuadra,
viva el dueño amoroso
de tantas [nuestras] almas.
[1] Al Señor que en los ampos
de una hostia sacra
manifiesta su cuerpo
de gran sustancia.
Serafines alados
cantad la gala
en tiorbas de luces,
trompas de llamas.
[2] Ya se mira entre luces
y le da al alma
tiernas adoraciones
que la restauran.
Serafines alados…
[3] Hoy la gloria se mira
en esas aras
y un incendio de rayos
que al pecho abrasan.
Serafines alados…
LP 22, 28, ff. 130v-138r.
Autor musical: José Mir y Llusá (†1764).Villancico… al SS.mo
[Estribillo]
Brillen flamantes,
anda la luz más excelsa,
cante el orbe sus portentos,
digan las altas finezas,
en concertadas liras,
en métricas cadencias,
celébrese que brilla [habita]
la gloria en esa esfera,
pues todos los aplausos
se lleva su grandeza,
de tan festivo culto
que hoy el fervor ostenta.
Mas los devotos pechos
que tus cultos celebran,
postrados te tributan
inciensos y purezas.
[Coplas]
[1] De las alturas del cielo
hoy baja la omnipotencia,
para hacer feliz al hombre
con un plato de su mesa.
[2] Gobierna a todos los orbes,
domina astros y estrellas,
anima a lo vegetable,
y da vida al alma muerta.
[3] Pone leyes a los vientos,
al soberbio mar enfrena,
viste de nieve a los montes,
y a las flores las alienta.
[4] Hoy, con un nuevo milagro,
nuevo pasto nos franquea,
es su sangre la bebida,
y el manjar su carne mesma.
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