La constitución sobre la sagrada liturgia del Vat. II (SC
122-129), es la relación fundamental sobre una arquitectura que aspire a
encarnar en sus formas el carácter comunitario de las celebraciones: se
explícita allí por parte de la iglesia su voluntad de aceptar la colaboración
del arte contemporáneo, concretando entre otras cosas, para los nuevos edificios
sagrados, dos objetivos principales: la funcionalidad en orden a la
celebración litúrgica y la participación activa de los fieles en la
misma liturgia. Este último objetivo, por no estar configurado por simbolismos
exteriores, es de fácil aceptación por
parte del arquitecto, mientras que la funcionalidad con miras a una acción,
como signo que es de la nueva alianza entre Dios y los hombres, exige conocer
la verdadera esencia, el significado teológico de las acciones litúrgicas, del culto
divino y, sobre todo, de la celebración eucarística, de los sacramentos de
iniciación y de la liturgia de las Horas (SC 5-20).
Ahora bien, según la óptica del NT, el templo es
Cristo, el Cristo total (caput et membra): Cristo y la iglesia
conjuntamente, es decir, el pueblo redimido que se congrega para celebrar su
memorial en las acciones sacramentales, en la proclamación del evangelio, en la
oración comunitaria.
De este fundamental proceso de espiritualización es de
donde deriva que el edificio del culto cristiano no sea ya, como sucedía en los
templos paganos e incluso en el templo de Jerusalén, la morada de la divinidad:
es más bien el lugar donde se congrega la comunidad de los fieles para celebrar
los misterios de Cristo y hacer presente entre los fieles al mismo Cristo. Mas
el lugar que congrega a la comunidad para celebrar con Cristo y en Cristo el misterio
de la salvación se convierte igualmente en lugar sagrado por la
permanente presencia de Cristo en el sacramento de su cuerpo (cf instr. Eucharisticum
Mysterium, 1967, 49).
Todo simbolismo exterior al significado de esta doble
presencia de Cristo habrá de considerarse como elemento de segundo orden.
De E. Abruzzini
Nuevo Diccionario de Liturgia – Ediciones Paulinas
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