EL TURÍBULO

El incienso es una resina obtenida con la incisión del tronco de diversos árboles del género Boswellia (es un género de árboles conocidos por sus resinas aromáticas, las cuales tienen muchos usos farmacéuticos, particularmente como anti inflamatorios. El incienso Bíblico fue probablemente un extracto de la resina de Boswellia sacra). Si se enciende y se quema, el incienso produce un humo negro y desagradable: necesita ser colocado sobre las brasas para que emita un humo blanco con su olor característico. Por esto no se dice quemar el incienso, sino hacerlo humear.

El incienso era conocido y usado in Egipsto desde el 2500 a.C. y el uso ritual de este perfume estaba muy difundido entre los babiloneses y los cananeos. Simbolizaba la oración de las personas tristes y también el alma de los muertos transportados hacia el cielo. Los griegos, los romanos, y también los budistas, los judíos y los mahometanos usaban este producto en ceremonias religiosas muy diversas y, en algunos casos, para uso doméstico.

El incienso era rigurosamente prohibido para cualquier ceremonia religiosas entre los primeros cristianos, porque su olor evocaba, para ellos, el culto a los ídolos y en particular a los de los emperadores.

En el siglo IV, comienza ha aparecer en los ritos funerarios, a través del cual se introduce en el culto católico. En el siglo VII, primero en oriente, se hace humear el incienso como un sacrificio de buen olor ofrecido a Dios, y símbolo de una misteriosa presencia en la iglesia. En el siglo IX, en occidente el uso de este perfume era reservado a la Misa, pero después fue usado en la mayor parte de las ceremonias religiosas.

Al inicio se esparcían granos de incienso sobre las brasas del fuego que ardía sobre el altar, después se construyeron turíbulos fijos en forma de pequeños recipiente. Con el tiempo se les colocaron cadenas para de forma que puedan estar suspendidos para ser usados en las procesiones.

El turíbulo era primero símbolo de la oración, luego es símbolo de la fe, la esperanza, la devoción y de la Iglesia, como si todo el pueblo de Dios este contenido en la adoración.