domingo, 12 de febrero de 2012

ACTUACIÓN DEL PROTOTIPO DE SANTIDAD

Para el fiel, la realización perfecta del ideal humano-divino tiene su concreción absoluta en Cristo. La santidad cristiana consiste en conocerlo y en asimilarlo. También la LH, por su parte, hace revivir ante los ojos de los orantes la figura de Cristo a través de las páginas del NT, las otras lecturas y, aunque menos directamente, a través de las páginas del AT, los salmos y todos los demás textos. Además, Cristo está siempre presente en la LH (OGLH 13) para reproducirse a sí mismo con la acción del Espíritu Santo en la persona de los orantes y en la iglesia, efectúa la obra de la redención humana y de la perfecta glorificación de Dios (OGLH 13) y confiere la abundancia de los bienes mesiánicos (OGLH 14).

EUCARISTÍA - PRESENTACIÓN POWERPOINT

sábado, 11 de febrero de 2012

PRONUNCIAMIENTOS DEL MAGISTERIO ECLESIÁSTICO – LA LITURGIA DE LAS HORAS, FACTOR DE SANTIFICACIÓN

El valor de la LH se mide en último término por su aportación en orden a la elevación espiritual de los hombres, es decir, a su santificación. Pues bien, esta contribución es muy alta.
El Vat. II afirma explícitamente que la liturgia es la fuente primera e indispensable del espíritu cristiano, y que posee la máxima eficacia para la santificación de los hombres y la glorificación de Dios (SC 7; 10; 14). Expresiones semejantes se leen en los documentos del más alto magisterio relativas a la LH: "La santificación humana y el culto a Dios se dan en la liturgia de las Horas de forma tal que se establece aquella especie de correspondencia o diálogo entre Dios y los hombres, en que Dios habla a su pueblo... y el pueblo responde a Dios con el canto y la oración. Los que participan en la liturgia de las Horas pueden hallar una fuente abundantísima de santificación en la palabra de Dios, que tiene aquí principal importancia" (OGLH 14).

EL LIRIO COMO SÍMBOLO CRISTIANO

Origen del nombre e historia
El nombre del lirio tiene un origen preclásico; de hecho, deriva del nombre griego leirion y del romano, lilium.
Sentimientos & simbolismo
En el simbolismo cristiano, el lirio representa la pureza, la castidad y la inocencia. Los bouquets de lirios blancos son muy populares en los hogares cristianos durante la Pascua, ya que simbolizan la resurrección de Cristo.
Dice una leyenda que el lirio brotó de las lágrimas de Eva cuando ésta, luego de ser expulsada del Edén, descubrió que estaba embarazada. Otro relato folclórico dice que los lirios nacen por sí solos, sin que los plante ninguna mano humana, en la tumba de las personas ejecutadas por delitos que no cometieron. Algunos creen que plantar lirios en un jardín lo protege de fantasmas y malos espíritus.

viernes, 10 de febrero de 2012

SANTIFICACIÓN CÓSMICA

La LH, en cuanto oración esencialmente horaria, consagra todo el tiempo (SC 84; 88; OGLH 10). Pero ¿qué son el tiempo y las horas sino las realidades cósmicas en su duración, en el sucederse imperceptible de los instantes fugitivos de su existencia y de su curso, a los que el hombre, con criterios diversos, trata de imponer una medida? El tiempo no tiene una sustancia: según Aristóteles y santo Tomás, es la medida de ese devenir cósmico según un antes y un después que afecta a toda criatura, y al que sólo el eterno se sustrae. Por eso la LH santifica el mundo en su despliegue.

EL ÁRBOL DE JESÉ

El árbol de Jesé es la representación simbólica de la genealogía de Cristo a partir de la figura de Jesé, padre del rey David. El origen de este tema es un fragmento del libro de Isaías (2, 1-3): "Saldrá un brote del tronco de Isaí y una flor nacerá de sus raíces". El tronco de Isaías no es otra cosa que el árbol de Jesé. Isaí es la forma hebrea y Jesé la transcripción griega de la versión bíblica de los Setenta. La preferencia por la forma Jesé es por evitar la confusión entre Isaí, padre de David, y el profeta Isaías, su homónimo.
Este motivo se encuentra ya a fines del siglo XI en una miniatura del Evangeliario de Vysehrad, en Praga, y vuelve a hallarse en numerosos manuscritos litúrgicos alemanes. Del campo de las miniaturas pasa a la escultura monumental, a las vidrieras y a la pintura. Es posible que el tema naciera en Oriente.

Jesé está siempre representado con los rasgos de un anciano de barba blanca. Casi siempre está acostado, en actitud de meditación o durmiendo, pero también existen ejemplos en los que está sentado o en pie. En esta variedad hay que tener en cuenta la forma del soporte, que en algunos casos es marcadamente vertical.
El árbol sale de su corazón, de su cintura, de su cabeza o de su boca. Este árbol puede tomar forma de rosal, vid, lirio, aunque lo más frecuente es que se trate de un árbol frutal.
El número de antepasados de Cristo escalonados sobre las ramas es variable. Existen ejemplos de dos en adelante, aunque lo más frecuente es doce. Casi siempre emergen de corolas de flores y señalan con el dedo a Cristo, que aparece en la cima del árbol.
Al principio, quien siempre ocupaba la cima del árbol era Cristo en Majestad, aureolado con siete palomas místicas representativas de los dones del Espíritu Santo. A partir del siglo XIII, con el auge del culto a la Virgen, María sustituye a su Hijo en la cima del árbol y Jesús se convierte en un niño en los brazos de la Virgen. Esta exaltación de la Virgen está estrechamente relacionada con la doctrina de la Inmaculada Concepción. El árbol de Jesé se convierte en uno de los símbolos predilectos de la Inmaculada Concepción.
Un tema tan fecundo como éste desapareció a fines del siglo XVI. Sobrevivió algo más de tiempo en las pinturas sobre vidrio, pero la estética del Renacimiento no podía conciliar con un tema tan arcaico, más cerca de la heráldica que de la pintura religiosa.
Fuente: Iconografía del arte cristiano, de Louis Réau.

LA COMUNIÓN

El Señor nos dirige una invitación urgente a recibirle en el sacramento de la Eucaristía: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros" (Jn 6,53).

Para responder a esta invitación, debemos prepararnos para este momento tan grande y santo. San Pablo exhorta a un examen de conciencia: "Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo" ( 1 Co 11,27-29). Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar.