La
renovación litúrgica concretada por el Concilio Vaticano II es el resultado de
un largo proceso de reflexión del Magisterio y de la teología por medio del
movimiento litúrgico. El estudio atento de los diversos períodos
histórico-litúrgico-pastorales demuestra que en el cristianismo siempre ha
existido la preocupación y el esfuerzo por lograr que las diversas generaciones
de fieles logren una mayor y más íntima participación de la acción litúrgica.
Son diversas y variadas las formas como la Iglesia busco adaptarse a las
diversas condiciones de los creyentes y a las múltiples estructuras eclesiales,
buscando que se logre este doble movimiento propio de la celebración: llevar la
liturgia a los fieles y los fieles a la liturgia; y tratando de conseguir una
comprensión lo más profunda posible de los textos y de los ritos, para que la
participación en la celebración sea espiritualmente fructífera, plena y
completa.
Aunque
el concepto de participación se ha comenzado a teorizar a inicios del siglo
pasado, este ha estado siempre presente en la vida de la Iglesia y de la acción
litúrgica. La participación activa ha buscado en todo momento el mayor bien
espiritual de los fieles. El concepto participación es relativo y se relaciona
con la comprensión (propia de cada época y de cada generación de cristiánanos)
de la realidad de la celebración y de cuanto en ella se realiza. La comprensión
crece continuamente.
La
celebración puede alcanzar por sí misma sus propias finalidades, aunque la
participación de los fieles sea reducida a lo mínimo. No obstante ésta pide y
exige una participación cada vez más personal y comunitaria, interna y
exterior, plena y profunda, para que no sea desamparada, coartada o inutilizada
la iniciativa y la participación de las personas divinas.
Este trabajo tiene el objetivo de mostrar
cual es el sentido profundo que, los padres conciliares, quieren dar al
concepto “participación activa” en la Constitución Sacrosanctum Concilium.
Intentaremos realizar una exposición progresiva del argumento partiendo del
análisis de los conceptos: participación y participación activa; luego haremos
un sintético recorrido histórico, haciendo una mención de los documentos más
significativos que abordaron el tema de la participación activa, durante el
siglo pasado; ofreceremos una visión de conjunto de la Sacrosanctum Concilium y de su estructura, para entender el
contexto general en el cual se inserta la participación activa; Finalmente se
desarrollara con la amplitud y los límites de la extensión de este trabajo, el
sentido de la participación activa, que implica, por un lado que la liturgia
sepa envolver a los fieles en los misterios que en ella se celebran, y por
otro, que la personas se deje involucrar por el rito, mediante la participación
plena de todas sus dimensiones, es decir, con la inteligencia, la voluntad y la
emotividad.
Tomás H. Jerez
Tomás H. Jerez
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