La Eucaristía sea propuesta a
los fieles, también, «como antídoto por el que somos liberados de las culpas
cotidianas y preservados de los pecados mortales», como se muestra claramente
en diversas partes de la Misa. Por lo que se refiere al acto penitencial,
situado al comienzo de la Misa, este tiene la finalidad de disponer a todos
para que celebren adecuadamente los sagrados misterios, aunque «carece de la
eficacia del sacramento de la Penitencia», y no se puede pensar que sustituye,
para el perdón de los pecados graves, lo que corresponde al sacramento de la
Penitencia. Los pastores de almas cuiden diligentemente la catequesis, para que
la doctrina cristiana sobre esta materia se transmita a los fieles.
La costumbre de la Iglesia
manifiesta que es necesario que cada uno se examine a sí mismo en profundidad,
para que quien sea consciente de estar en pecado grave no celebre la Misa ni
comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental, a no
ser que concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse; en este
caso, recuerde que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye
el propósito de confesarse cuanto antes.
Además, «la Iglesia ha dado
normas que se orientan a favorecer la participación frecuente y fructuosa de
los fieles en la Mesa eucarística y, al mismo tiempo, a determinar las
condiciones objetivas en las que no debe administrarse la comunión».
Ciertamente, lo mejor es que
todos aquellos que participan en la celebración de la santa Misa y tiene las
debidas condiciones, reciban en ella la sagrada Comunión. Sin embargo, alguna
vez sucede que los fieles se acercan en grupo e indiscriminadamente a la mesa
sagrada. Es tarea de los pastores corregir con prudencia y firmeza tal abuso.
Además, donde se celebre la
Misa para una gran multitud o, por ejemplo, en las grandes ciudades, debe
vigilarse para que no se acerquen a la sagrada Comunión, por ignorancia, los no
católicos o, incluso, los no cristianos, sin tener en cuenta el Magisterio de
la Iglesia en lo que se refiere a la doctrina y la disciplina. Corresponde a
los Pastores advertir en el momento oportuno a los presentes sobre la verdad y
disciplina que se debe observar estrictamente.
Los ministros católicos
administran lícitamente los sacramentos, sólo a los fieles católicos, los cuales,
igualmente, los reciben lícitamente sólo de ministros católicos, salvo lo que
se prescribe en los canon 844 §§ 2, 3 y 4, y en el canon 861 § 2. Además, las
condiciones establecidas por el canon 844 § 4, de las que nada se puede
derogar, son inseparables entre sí; por lo que es necesario que siempre sean
exigidas simultáneamente.
Los fieles deben ser guiados
con insistencia hacia la costumbre de participar en el sacramento de la
penitencia, fuera de la celebración de la Misa, especialmente en horas
establecidas, para que así se pueda administrar con tranquilidad, sea para
ellos de verdadera utilidad y no se impida una participación activa en la Misa.
Los que frecuente o diariamente suelen comulgar, sean instruidos para que se
acerquen al sacramento de la penitencia cada cierto tiempo, según la
disposición de cada uno.
La primera Comunión de los
niños debe estar siempre precedida de la confesión y absolución sacramental.
Además, la primera Comunión siempre debe ser administrada por un sacerdote y,
ciertamente, nunca fuera de la celebración de la Misa. Salvo casos
excepcionales, es poco adecuado que se administre el Jueves Santo, «in Cena
Domini». Es mejor escoger otro día, como los domingos II-VI de Pascua, la
solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo o los domingos del Tiempo
Ordinario, puesto que el domingo es justamente considerado como el día de la
Eucaristía. No se acerquen a recibir la sagrada Eucaristía «los niños que aún
no han llegado al uso de razón o los que» el párroco «no juzgue suficientemente
dispuestos». Sin embargo, cuando suceda que un niño, de modo excepcional con
respecto a los de su edad, sea considerado maduro para recibir el sacramento,
no se le debe negar la primera Comunión, siempre que esté suficientemente
instruido.
REDEMPTIONIS
SACRAMENTUM
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