Durante casi trescientos años no se formula ninguna
definición tipológico- espacial del edificio iglesia; pero se utilizan
múltiples estructuras públicas, nacidas con fines diferentes de los cultuales y
acomodadas a las nuevas exigencias. La falta de un modelo y de un signo
unívoco, aun dependiendo también de la necesidad de rehuir una fácil individuación
con motivo de las constantes persecuciones, revela una fuerza tan profunda del
nuevo término cristiano, que éste construye ahora la nueva modalidad más
sobre motivaciones que sobre un vistoso signo exterior como, por el contrario,
tendrá lugar después de Constantino.
De E. Abruzzini
Nuevo Diccionario de Liturgia – Ediciones Paulinas
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