lunes, 27 de diciembre de 2010

LOS CONTINUADORES DE GAUDÍ


En 1926, tras la muerte de Gaudí, Domènec Sugrañes continuó como arquitecto-director de las obras, ayudado por Francesc de P. Quintana. Domènec Sugrañes fue colaborador de Gaudí desde 1902, tanto en las obras del Templo como en otras.
El trabajo casi monástico de Gaudí en los últimos años de su vida declinó la colaboración asidua de Josep M. Jujol, Joan Rubió, Josep Canaleta. Los colaboradores y seguidores esporádicos de las explicaciones del maestro eran los jóvenes arquitectos Joan Bergós, Lluís Bonet, Isidre Puig-Boada,
Cèsar Martinell y Josep F. Ràfols. Sus colaboradores permanentes durante estos años fueron los arquitectos Domènec Sugrañes y Francesc de P. Quintana. Josep M. Jujol i Gibert colaboró con Gaudí en diversos proyectos desde antes de licenciarse. En 1914, alentado por Gaudí, obtuvo una plaza de profesor de dibujo en la Escuela de Arquitectura. A partir de 1915 razones personales le obligan a apartarse del estudio de Gaudí, momento en el cual Gaudí decide instalarse en la Sagrada Familia.
Josep Canaletas i Cuadras también colaboró con Gaudí varias veces. Pero a partir de 1914 trabajó en el municipio de Vic y su colaboración con Gaudí aminoró por obligaciones personales.
Joan Rubió i Bellver colaboró asiduamente entre 1893-1906 en la Sagrada familia. Fue él quien realizó los primeros dibujos completos del Templo en 1906, año en el que se introdujo en la política por deferencia de Gaudí. A partir de esta fecha, sus obligaciones y sus proyectos personales, así como
alguna que otra discrepancia teórica con el maestro, le fueron apartando del estudio de Gaudí.
Domènec Sugrañes fue el ayudante incondicional de Gaudí en los últimos años. Subía a los campanarios para la dirección de las obras, ya que Gaudí era mayor para hacerlo. También suplía, en parte, la labor del ayudante de Gaudí, Berenguer, fallecido en 1914. Gaudí lo nombró en vida continuador de la obra de la Sagrada Familia.
En 1919, Francesc de P. Quintana entró a trabajar en el taller de Gaudí, una vez finalizada su carrera de arquitectura. Dotado de grandes cualidades para el dibujo y meticuloso en todos sus trabajos, se dedicó a colaborar asiduamente con Gaudí durante los últimos siete años de la vida del maestro.
Tras la muerte de Gaudí siguió trabajando en la continuidad de las obras del Templo. En 1927 moría Llorenç Matamala, escultor modelista que había colaborado con Gaudí desde sus inicios. Realizó las esculturas y maquetas en yeso de la Sagrada Familia. Trabó una gran amistad con Gaudí y cuando en 1912, Gaudí se quedó solo Matamala le hizo compañía. En 1925 él enfermó y no supo de la muerte poco después de Gaudí. Durante los diez años siguientes (1926-1936) fueron acabados los otros tres campanarios y pináculos del portal del Nacimiento, así como también el ciprés central, bajo la dirección de Domènec Sugrañes y con la ayuda de Francesc de P. Quintana.
En el año 1936, al inicio de la Guerra Civil, el obrador de Gaudí fue destruido por el incendio causado por un grupo de adolescentes incontrolados; también se quemó la criptay las escuelas provisionales de la Sagrada Familia. Domènec Sugrañes murió en 1938 afectado por los daños sufridos en el Templo.
En 1940, bajo la dirección de Quintana, se reconstruyó la cripta y las escuelas gracias a las 800.000 pesetas colocadas antes de la Guerra Civil en el Banco de Londres por la Junta de las Obras del Templo. En el año 1954 la Junta decidió construir la fachada de la Pasión. Ésta había sido dibujada definitivamente por Gaudí en 1917, y fue él mismo quien indicó a los jóvenes ayudantes que a partir de ese dibujo se dedicaran a los detalles de esta fachada, puesto que él estaba ocupado con el resto del proyecto. Así lo hicieron sus ayudantes y treinta y siete años después propusieron llevar a término la construcción. Los arquitectos Isidre Puig-Boada y Lluís Bonet i Garí, nombrados miembros de la Junta Constructora, colaboraron con Francesc de P. Quintana en la dirección de la obra.
En el año 1966 lo sucederían, tras su fallecimiento, y colaboraron como ayudantes arquitectos F. Cardoner y F. Dapena, y Cèsar Martinell y Joan Bergós aportaron sus cálculos y consejos. Francesc de P. Quintana dedicó toda su vida profesional al Templo de la Sagrada Familia. Trabajó en el taller de Gaudí desde sus inicios en 1919 hasta el año 1966. Con su meticulosidad y pulcritud en el trabajo contribuyó a la transmisión personal del maestro. Isidre Puig-Boada admiró mucho a Gaudí, por lo que recopiló una vasta documentación sobre las obras de Gaudí y, posteriormente, inició su biografía. Cuando murió Gaudí, tuvo cuidado y tomó testimonio de todo el archivo de la Sagrada Familia.
Después de la destrucción causada por la Guerra Civil, recopiló, junto con Lluís Bonet y Francesc de P. Quintana, los elementos de la maqueta para su reconstrucción. En 1977 se coronaron los cuatro pináculos de la fachada de la Pasión. Habían transcurrido ya 50 años desde la muerte de Gaudí. En 1982 fue nombrado arquitecto-director Francesc Cardoner, y a partir de 1985 fue director-coordinador de todo el conjunto el arquitecto Jordi Bonet i Armengol. El equipo fue completado y ampliado con la intervención del escultor Josep M. Subirachs y de los arquitectos Joan Margarit, Carles
Buxadé y Josep Gómez, una generación de artistas y técnicos que no habían conocido al maestro.
En el año 1989, el arquitecto neozelandés Mark Burry, inició el dibujo informático de los ventanales de la Sagrada Familia diseñados por Gaudí, después de un trabajo en el Templo iniciado en 1979 por invitación del arquitecto Lluís Bonet.
Desde 1991, el Departamento de Estructuras a la Arquitectura de la UPC colabora con los arquitectos Jordi Coll y Juan Carlos Melero en el dibujo informático de las bóvedas diseñadas por Gaudí, y es director del trabajo el arquitecto Josep Gómez.

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