lunes, 21 de noviembre de 2011

MISA TRIDENTINA - ORACION COLECTA


E) ORACIÓN “COLECTA”
22 -     Una vez respondido et cum spiritu tuo, el sacerdote se vuelve por su izquierda y se desplaza directamente (con las manos juntas ante el pecho) hasta donde está el Misal (es decir, al extremo del lado de la Epístola) y se coloca de cara a él. Haciendo, entonces, con la cabeza inclinación mediocre hacia la cruz del altar, extendiendo y juntando las manos al mismo tiempo, dice en voz alta Oremus[1] 18 y prosigue luego la lectura de la oración, con los dedos unidos y las manos extendidas, aunque separadas de manera que ni su altura ni su separación exceda la de los hombros y estén las palmas frente a frente.


Si la oración debe terminar con la conclusión Per Dominum nostrum etc. o Per eundem Dominum nostrum, etc. unirá las manos al empezar la conclusión, inclinará la cabeza hacia la cruz al pronunciar Iesum Christum, enderezándose después y prosigiendo con las manos juntas ante el pecho hasta el final de la conclusión. Si en cambio la oración se termina con la conclusión Qui tecum o Qui vivis, no juntará las manos hasta las palabras in unitate[2] 19 y no hará ninguna inclinación hacia la cruz.


Si en la Misa se hubiesen de decir varias oraciones sólo ha de decirse Oremus antes de la primera y de la segunda oración, y sólo se dice la conclusión de la primera y de la última; es decir: se reza la primera oración completa (con su introducción y su conclusión) las demás se recitan unidas, tras una sola introducción y se terminan bajo una sola conclusión.


Si durante la oración (o en cualquier otra parte de la Misa) hubiese de pronunciarse el nombre del Santo de quien se dice la Misa o de quien se hace conmemoración, o el santo nombre de María, o el del Papa reinante, ha de hacerse inclinación de cabeza hacia el libro, a no ser que en el altar o en lugar principal haya una imagen de la Virgen o del Santo en cuestión, en cuyo caso la inclinación se haría hacia ella. En cambio, al nombre de Jesús la inclinación se hará siempre hacia la cruz del altar, incluso durante la lectura de la Epístola.


Esta regla sufre una excepción notable: durante la lectura del Evangelio todas las inclinaciones se hacen hacia el Misal.









[1] 18 Lo cual deberá observarse cada vez que el sacerdote diga 0remus.
[2] 19 Para ayudar la memoria conviene notar que la expresion « in unitate” al evocar la noción de unidad, recuerda al sacerdote que en ese momento ha de unir sus manos.

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