viernes, 18 de marzo de 2011

ALEGORÍA Y SÍMBOLO

El arte vive de la alegoría y del símbolo. Es un lenguaje indirecto y silencioso que habla del mundo, que acerca lenguaje y mundo. El arte busca sus palabras en el lenguaje tradicional para sobrepasarlo, para atravesarlo y donarle nuevos significados, como el alegórico y el simbólico.
Las palabras no tienen nada de real: la palabra “flor” no es una flor; así la imagen “flor” no es una flor. La imagen de una cosa no es la cosa visible inmediatamente y concretamente.
En el mundo del arte, conceptos, ideas, dogmas religiosos, principios morales, son representados através de imágenes realísticas o alusivas, fabulosas o misteriosas. La alegoría, palabra de origen griega que significa “discurso para otro”, es la representación de una concepto abstracto a través de una imagen en grado de hacer el concepto mismo inmediatamente perceptible y reconocible.


Por ejemplo, la justicia es representada, en nuestra tradición occidental, como una mujer vendada que tiene en la mano una balanza, cuyos platos están en perfecto equilibrio. La mujer vendada es alegoría de la justicia. En la alegoría, la cosa expresa algo (es decir el significado: la idea de justicia) y esto tiene más importancia que la imagen que representa (es decir el significante: la mujer vendada). Hay una radical separación entre imagen significante y la cosa significada.
El uso de la alegoría tiene un carácter eminentemente intelectualista: el artista transforma un concepto en una imagen, considerada como el vestido provisorio de un significado, dejando a su fantasía la posibilidad de variaciones, sin poder por esto cambiar la imagen.
Mientras la alegoría posee, generalmente, un solo significado, el símbolo tiende a poner junto más imágenes, más significados. La palabra, que es de origen griega, quiere decir, “poner junto” partes diversas: la unión es un signo de reconocimiento, una marca.
En el símbolo se expresa no solo el sentido de aquello que es inmediatamente visible y reconocible, sino también algo más profundo, más elevado, cubierto de misterio. Aquello a lo que hace referencia, a diferencia de la alegoría, no puede jamás usarse con un único significado. Si podemos representar la alegoría como una línea recta que une dos puntos (uno el concepto, el otro la imagen del concepto), el símbolo lo representamos como un circulo, de cuya circunferencia se ramifican infinitos rayos, es decir, las infinitas interpretaciones de las imágenes (el circulo). El estudio del simbolismo en las obras de arte resulta más complejo que el estudio de la alegoría, porque el artista tiene mayor libertad de invención, pude dejar más autonomía a la propia fantasía, por lo tanto será más difícil la determinación del sentido simbólico de su lenguaje.

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