martes, 21 de diciembre de 2010

FUENTES DEL ARTE SACRO

La Iglesia jamás ha tenido como propio un particular estilo artístico, ha admitido las formas artísticas de cada época. Esto lo expresa explícitamente la Sacrosanctum Concilium. La Iglesia está abierta a las expresiones artísticas del presente, de todos los pueblos y países, siempre que sirva a las exigencias propias de la acción litúrgica. La iglesia aspira que los artistas contemporáneos sepan dar vida a nuevas obras de arte, con el lenguaje propio de nuestro tiempo, favoreciendo a los fieles el contacto con Dios.
El arte sacro para ser un instrumento que eleve la mente y el corazón a Dios, no puede mantenerse ajeno a la revelación, porque la revelación cristiana determina cuáles son los contenidos, y la forma de expresar los contenidos, del arte sacro.


Revelación
Revelar es manifestar algo oculto. Quitar el velo. Divulgar un secreto. En teología se refiere a tres elementos: la acción de Dios que revela, al objeto de la revelación y al contenido de la revelación.
            La revelación es el intervención gratuita y libre con la cual Dios se da progresivamente a conocer a sí mismo y su diseño salvífico, al hombre en el seno de la comunidad eclesial. La revelación es el desvelamiento histórico y progresivo, por medio de la palabra, del diseño de gracia con el cual Dios se esposa con su pueblo, y después con toda la humanidad para unirla para siempre a sí en la persona de su Ungido. La palabra es esencialmente dinámica, porque opera la salvación mientras la anuncia.
            La plenitud de la revelación es Cristo. “El es la palabra perfecta y definitiva del Padre. Con la venida del Hijo y el don del Espíritu, la Revelación ya se ha cumplido plenamente, aunque la fe de la Iglesia deberá comprender gradualmente todo su alcance a lo largo de los siglos” (Compendio CIC 9).
            La revelación se transmite al interno de la Iglesia, por medio de la Tradición Apostólica. Esta transmisión del mensaje de Cristo, se lleva a acabo, desde los inicios del cristianismo: “Por la predicación, el testimonio, las instituciones, el culto y los escritos inspirados” (Compendio CIC 12), formando el depósito de la fe.
            “La interpretación autentica del deposito de la fe corresponde sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, es decir, al sucesor de Pedro, el obispo de Roma, y a los obispos en comunión con el” (Compendio CIC 16).
            Dios en su inescrutable presciencia ha retenido como deber el manifestarse a la humanidad. Esto es lo que transmite la Escritura de la cuál el Magisterio se retiene el intérprete auténtico (Cf. DV  7).
            Las fuentes de la revelación son la unidad de: Sagrada Escritura y Tradición, y Magisterio su intérprete autorizado. “Juntos, bajo la acción del Espíritu Santo contribuyen eficazmente, cada uno a su modo, a la salvación de los hombres.

Liturgia y revelación
            La liturgia es un momento de epifanía e icónico. Los aspectos visibles de la liturgia son símbolo, icona, emblema del misterio de Cristo. Tiene como fin unir el hombre a Dios y Dios a los hombres: “Expresa y produce la comunión en la vida divina y la unidad del pueblo de Dios”. (Compendio CIC 274). Cristo por medio de ella, realiza su Misterio pascual: la constitución Sacrosanctum Concilium subraya la centralidad vital del evento que pone «el culto del Nuevo Testamento casi en un lugar coextensivamente teológico y litúrgico». La Pascua es un hecho teológico que asume una modalidad litúrgica: es el misterio revelado que entra en la mundanidad elevándola a una nueva realidad significativa.
            “En la liturgia se realiza la más estrecha cooperación entre el Espíritu Santo y la Iglesia. El Espíritu Santo prepara a la Iglesia para el encuentro con su Señor, recuerda y manifiesta a Cristo a la fe de la asamblea de creyentes, hace presente y actualiza el Misterio de Cristo, une la Iglesia a la vida y misión de Cristo y hace fructificar en ella el don de la comunión” (Compendio CIC 223).

Fuentes de la arquitectura y el arte sacro
Las fuentes principales del arte sacro son la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio. “El arte sacra no existe separado ni del dogma cristiano, ni de la comunidad eclesial. Vive de la ideología del mundo sobrenatural, y se realiza en base a los documentos de la Iglesia, para traducir en forma visible y didascálica la realidad de la fe” (Baldoni D., L´arte e la formazione estetica dei futuri sacerdoti, in: seminarium (1981), 579).
El arte sacro es una exposición privilegiada de la Escritura. Ella es la fuente de donde provienen las imágenes de la fe. Es la fuente primaria de inspiración y a esa el arte sacro presta el propio soporte visual.
La iglesia necesita de la colaboración de los artistas, que sepan sumergirse en el conocimiento basto de la doctrina de Cristo, que hagan experiencia de sus misterios, para predicar, hacer accesible, comprensible y conmovente, el mundo del espíritu, del invisible, del inefable, de Dios. La labor y misión del artista y de su arte es. “Entender del cielo del espíritu sus tesoros y revestirlos de palabra, de colores, de formas, de accesibilidad” (Pablo VI, Insegnamenti II, [1964], 313). El artista hace explícita, cercana y actual la revelación. “El arte cristiana registra la humanidad visible y las acciones divinas del Cristo, mientras con la transparencia de su lenguaje abre un puerta a la intuición de algún aspecto del Inefable” (Juan Pablo II, Insegnamenti IX/1 [1986], 200).
El artista está llamado a construir una teología con imágenes, para esto es necesario que se alimente de la doctrina católica. Debe dar una forma estética eficaz a su obra de modo que transmita, con claridad y sencillez los contenidos de la fe.

Magisterio post-conciliar
Para proyectar y construir nuevas iglesia, se debe tomar en consideración las documentos post-conciliares que expresan los principios teológicos y litúrgicos, y las normativas vigentes. Existen tres tipos de documentos: textos conciliares y magisteriales, libros litúrgicos y otros documentos.
            Los documentos principales que deben ser objeto de reflexión e inspiración, y que en definitiva deben transformase en líneas guías del proyecto arquitectónico son: La constitución dogmática Sacrosanctum Concilium, Constitución sobre la sacra liturgia (1963), nn. 122-130: EV 223-240; Inter Oecumenici, (1964), nn. 90-99: EV 2/300-309; Eucharisticum Mysterium, Insitución sobre el culto del misterio eucarístico (1967), nn. 24, 52-57: EV 2/1324, 1352-1357; Liturgicae instaurationes, Instrucción para la recta aplicación de la Constitución sobre la sacra liturgia (1970), n. 10: EV 3/2792-2793; Musicam sacram, Institución sobre la música en la sacra liturgia (1967), nn. 23, 63: EV 2/989.1029; Misal Romano; Código de Derecho Canónico, Roma 1983, cann. 858, 934-940, 964, 1214-1222, 1235-1239; Caerimoniale Episcoporum, Romae 1984, nn. 42-54, 864-878, 918-932; Eucharisticum mysterium (1967); Liturgicae instaurationes o Instructio (1970).

0 comentarios:

Publicar un comentario