lunes, 26 de marzo de 2012

EL DOMINGO DE RAMOS, "DE PASSIONE DOMINI"


En este día, como dice el Missale Romanum, la iglesia conmemora a Cristo, el Señor, que entra en Jerusalén para llevar a cumplimiento su misterio pascual. En todas las misas se debe hacer memoria de esta entrada del Señor: con la procesión solemne (forma I); con la entrada solemne (forma II) antes de la misa principal; o bien con la entrada simple (forma III) antes de las otras misas.
La entrada solemne, aunque sin procesión, puede ser repetida antes de otras misas que tengan gran número de fieles.

Desde el punto de vista pastoral, hay que saber encontrar los modos más adecuados para dar realce de fe al reconocimiento mesiánico de Cristo en el hoy de la vida de la iglesia y del mundo por parte de nuestras asambleas. Por eso la celebración de la entrada de Jesús debe valorar no tanto los ramos de olivo cuanto sobre todo el misterio expresado a través de la procesión, que proclama la realeza mesiánica de Cristo.
La liturgia de la palabra y la liturgia eucarística son una celebración de la pasión del Señor. En efecto, éste es el único domingo del año en que se celebra el misterio de la muerte del Señor con la proclamación del relato de la pasión. Este hecho no carece de significado teológico, ya puesto de relieve por los evangelistas: Jesús se dirige a la ciudad santa y entra en ella triunfalmente, pero para consumar su pascua de muerte y resurrección.
De A. Bergamini
Nuevo Diccionario de Liturgia – Ediciones Paulinas

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