Tomás H. Jerez

martes, 21 de diciembre de 2010

EL CONCILIO VATICANO II SOBRE EL ARTE


El Concilio Vaticano II en su constitución sobre la Sagrada Liturgia dice que el arte que se emplee en todo lo relacionado con la liturgia debe orientar santamente a los hombres hacia Dios y debe estar de acuerdo con la fe, la piedad y las leyes religiosas tradicionales (cf. Sacrosanctum Concilium, n. 122).

Por tanto, tiene que ser un arte digno y reverente. Se debe buscar más una noble belleza que la mera suntuosidad (cf. Sacrosanctum Concilium, n. 124). Esto se ha de aplicar también a las vestiduras y ornamentación sagrada. Hay que excluir, por lo mismo, aquellas obras artísticas que repugnen a la fe, a las costumbres y a la piedad cristiana, y ofendan el sentido auténticamente religioso, ya sea por la depravación de las formas, ya sea por la insuficiencia, la mediocridad o la falsedad del arte (cf. Sacrosanctum Concilium, n. 124).

¿QUÉ QUIERE DECIR EL ARTE SAGRADO?

Aquí habría que decir mucho sobre el valor de las imágenes, que los protestantes tanto nos echan en cara, diciéndonos que nosotros, los cristianos, adoramos las imágenes.

Nosotros les respondemos así: “Las imágenes de Cristo, de la Virgen, Madre de Dios, y las de otros santos, hay que tenerlas y guardarlas sobre todo en los templos y tributarles la veneración y el honor debidos. No es que se crea que en ellas hay algo de divino..., sino que el honor que se les tributa se refiere a los modelos originales por ellos representados. Por tanto, a través de las imágenes que besamos y ante las cuales, descubrimos nuestra cabeza y nos postramos, adoramos a Cristo y veneramos a los santos cuya semejanza ellas evocan”(Concilio de Trento, Ses. XXV).

IL SACERDOTE NELLA LITURGIA DELLA PAROLA DELLA MESSA

Oggetto di questo articolo non è la Liturgia della Parola considerata in se stessa, sulla quale si dovrebbe pertanto offrire una panoramica storica, teologica e disciplinare. In continuità con la serie dei precedenti articoli di questa rubrica, ci interessiamo invece al ruolo del sacerdote nella Liturgia della Parola della Messa, tenendo presenti tanto la forma ordinaria (o di Paolo VI) quanto quella straordinaria (o di san Pio V) del Rito Romano[1].

¿CÓMO PROYECTAR IGLESIAS DESPUÉS DEL CONCILIO?

Para comprender el alcance y profundidad de la renovación que pide la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II, Sacrosanctum  Concilium, en relación con los edificios sacros, es preciso afrontar cinco puntos vitales: la Celebración Eucarística es ante todo Cristocéntrica; la participación activa de los fieles es el objetivo que debe considerar como prioritario; la Eucaristía es fuente y culmen de la vida de la Iglesia; los edificios deben distinguirse por su noble belleza; el edificio debe favorecer en todo la acción litúrgica.

FUENTES DEL ARTE SACRO

La Iglesia jamás ha tenido como propio un particular estilo artístico, ha admitido las formas artísticas de cada época. Esto lo expresa explícitamente la Sacrosanctum Concilium. La Iglesia está abierta a las expresiones artísticas del presente, de todos los pueblos y países, siempre que sirva a las exigencias propias de la acción litúrgica. La iglesia aspira que los artistas contemporáneos sepan dar vida a nuevas obras de arte, con el lenguaje propio de nuestro tiempo, favoreciendo a los fieles el contacto con Dios.
El arte sacro para ser un instrumento que eleve la mente y el corazón a Dios, no puede mantenerse ajeno a la revelación, porque la revelación cristiana determina cuáles son los contenidos, y la forma de expresar los contenidos, del arte sacro.

ARQUITECTURA DEL CUERPO MÍSTICO



En el año 1998 aparece en el mercado un libro titulado Architecture in comunione del arquitecto estadounidense J. Schloeder, cuya actividad profesional está fundamentalmente enfocada a la construcción de edificios religiosos.

APLICACIONES DE LA VERBUM DOMINI A LA ARQUITECTURA SACRA.

En la reciente Exhortación Apostólica Post-sinodal Verbum Domini, el Santo Padre Benedicto XVI, ofrece algunas indicaciones prácticas en relación a la Arquitectura sacra y la liturgia. En este documento se habla de la iglesia como un lugar que debe favorecer la “proclamación de la palabra, la meditación y la celebración eucarística” (VD. 68).

Pide se presente una especial atención a la acústica del edificio. Esta supone el uso de todos los medios modernos posibles, para la amplificación del sonido, de modo que pueda escucharse a los ministros con facilidad y claridad.


RELACIÓN ENTRE LA DEI VERBUM Y LA SACROSANTUM CONCILIUM

Renato De Zan, profesor del Pontificio Instituto Litúrgico del Ateneo San Anselmo, explora en un artículo de la revista Parola Spiritu e Vita, número 58, la relación y complementariedad de estos documentos del Concilio Vaticano II: La Dei Verbum, que propone la doctrina sobre la divina Revelación, y la Sacrosactum Concilium, constitución sobre la sacra liturgia.
El autor explica cuales son los motivos que llevaron a tratar de forma individual argumentos tan íntimamente relacionados entre sí: “La liturgia, especialmente la liturgia sacramental, de la cual la celebración eucarística es el vértice, realiza la actualización perfecta de los textos bíblicos” . Cristo está presente en la liturgia en la especie Eucarística, en el ministro que celebra, en la palabra proclamada y en la asamblea que reza. Cristo está “presente en su Palabra, porque es Él quien habla cuando en la iglesia se lee la Sagrada Escritura” (SC 7).
Los dos documentos responden a problemáticas diversas: la Dei Verbum a temas teológicos y de hermenéutica, la Sacrosanctum Concilium busca la promoción de la actuosa partecipatio del pueblo de Dios en la celebración y a recuperar la liturgia de los padres de la iglesia.

CARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II A LOS ARTISTAS






El artista, imagen de Dios Creador
1. Nadie mejor que vosotros, artistas, geniales constructores de belleza, puede intuir algo del pathos con el que Dios, en el alba de la creación, contempló la obra de sus manos. Un eco de aquel sentimiento se ha reflejado infinitas veces en la mirada con que vosotros, al igual que los artistas de todos los tiempos, atraídos por el asombro del ancestral poder de los sonidos y de las palabras, de los colores y de las formas, habéis admirado la obra de vuestra inspiración, descubriendo en ella como la resonancia de aquel misterio de la creación a la que Dios, único creador de todas las cosas, ha querido en cierto modo asociaros.

PABLO VI: MENSAJE A LOS ARTISTAS




CLAUSURA DEL CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II
Miércoles 8 de diciembre de 1965


A vosotros todos, artistas, que estáis prendados de la belleza y que trabajáis por ella; poetas y gentes de letras, pintores, escultores, arquitectos, músicos, hombres de teatro y cineastas... A todos vosotros, la Iglesia del Concilio dice, por medio de nuestras voz: Si sois los amigos del arte verdadero, vosotros sois nuestros amigos.


La Iglesia está aliada desde hace tiempo con vosotros. Vosotros habéis construido y decorado sus templos, celebrado sus dogmas, enriquecido su liturgia. Vosotros habéis ayudado a traducir su divino mensaje en la lengua de las formas y las figuras, convirtiendo en visible el mundo invisible.


Hoy, como ayer, la Iglesia os necesita y se vuelve hacia vosotros. Ella os dice, por medio de nuestra voz: No permitáis que se rompa una alianza fecunda entre todos. No rehuséis el poner vuestro talento al servicio de la verdad divina. No cerréis vuestro espíritu al soplo del Espíritu Santo.




Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, pone alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste la usura del tiempo, que une las generaciones y las hace comunicarse en la admiración. Y todo ello está en vuestras manos.


Que estas manos sean puras y desinteresadas. Recordad que sois los guardianes de la belleza en el mundo, que esto baste para libraros de placeres efímeros y sin verdadero valor, así como de la búsqueda de expresiones extrañas o desagradables.


Sed siempre y en todo lugar dignos de vuestro ideal y seréis dignos de la Iglesia, que por nuestra voz os dirige en este día su mensaje de amistad, de salvación, de gracia y de bendición.