«La celebración de la
Eucaristía en el Sacrificio de la Misa es, verdaderamente, el origen y el fin
del culto que se le tributa fuera de la Misa. Las sagradas especies se reservan
después de la Misa, principalmente con el objeto de que los fieles que no
pueden estar presentes en la Misa, especialmente los enfermos y los de avanzada
edad, puedan unirse a Cristo y a su sacrificio, que se inmola en la Misa, por
la Comunión sacramental». Además, esta reserva permite también la práctica de
tributar adoración a este gran Sacramento, con el culto de latría, que se debe
a Dios. Por lo tanto, es necesario que se promuevan vivamente aquellas formas
de culto y adoración, no sólo privada sino también pública y comunitaria,
instituidas o aprobadas por la misma Iglesia.
«Según la estructura de cada
iglesia y las legítimas costumbres de cada lugar, el Santísimo Sacramento será
reservado en un sagrario, en la parte más noble de la iglesia, más insigne, más
destacada, más convenientemente adornada» y también, por la tranquilidad del
lugar, «apropiado para la oración», con espacio ante el sagrario, así como
suficientes bancos o asientos y reclinatorios. Atiéndase diligentemente,
además, a todas las prescripciones de los libros litúrgicos y a las normas del
derecho, especialmente para evitar el peligro de profanación. Además de lo
prescrito en el can. 934 § 1, se prohibe reservar el Santísimo Sacramento en
los lugares que no están bajo la segura autoridad del Obispo diocesano o donde
exista peligro de profanación. Si esto ocurriera, el Obispo revoque
inmediatamente la facultad, ya concedida, de reservar la Eucaristía.
Nadie lleve la Sagrada
Eucaristía a casa o a otro lugar, contra las normas del derecho. Se debe tener
presente, además, que sustraer o retener las sagradas especies con un fin
sacrílego, o arrojarlas, constituye uno de los «graviora delicta», cuya
absolución está reservada a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El sacerdote o el diácono, o
el ministro extraordinario, cuando el ministro ordinario esté ausente o
impedido, que lleva al enfermo la Sagrada Eucaristía para la Comunión, irá
directamente, en cuanto sea posible, desde el lugar donde se reserva el
Sacramento hasta el domicilio del enfermo, excluyendo mientras tanto cualquier
otra actividad profana, para evitar todo peligro de profanación y para guardar
el máximo respeto al Cuerpo de Cristo. Además, sígase siempre el ritual para
administrar la Comunión a los enfermos, como se prescribe en el Ritual Romano.
REDEMPTIONIS
SACRAMENTUM
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