Los dos
requisitos para lectores mencionados en la Instrucción General son que: “sean de verdad aptos para
cumplir este ministerio” y que “estén realmente preparados”. La Introducción
al Leccionario para la
Misa propone una
descripción más detallada de las calificaciones para lectores no-instituidos.
La asamblea
litúrgica requiere lectores, hasta los que no son instituidos. Por eso, es importante
asegurarnos de que hay personas calificadas que han sido entrenados para participar
en el ministerio. Cuando hay más que una lectura, es mejor tratar de repartir las
lecturas entre más personas. (Introducción al Leccionario para la Misa, 52)
Con respecto a
lo que es requerido para que una persona sea realmente calificada; en el Archidocesis
de Atlanta, es necesario ser un católico que ha recibido todos los sacramentos
de iniciación, y que vive en plena comunión con la Iglesia Católica. Esto es,
que haya recibido el Bautismo, la Primera Comunión y Confirmación, no deben
estar viviendo en un matrimonio inválido, ni en otro estado de pecado grave.
Estar realmente
aptos para la proclamación, implica también que tienen los talentos necesarios
para servir como lector. Por esto, puede que haya personas que no son capaces
de proclamar la Palabra de una manera clara, que refleje la dignidad de las escrituras
y que no cumpla con las cualidades necesarias para servir en este ministerio.
Las parroquias pueden establecer sus propios requisitos para lectores. Pueden
considerar las normas de la USCCB para lectores instituidos: Una persona que
será nombrado lector o acolito de manera permanente, debe tener por lo menos
veinte un (21) años de edad. La persona también debería tener los talentos necesarios
para leer la Palabra de una manera eficaz, ser miembro completamente instituido
de la Iglesia Católica, ser libre de cualquier falta canónica, y vivir un
estilo de vida que ayudará el ministerio que tomará. (Norma Complementaria del
Canon 230 1, 17 Noviembre, 1999).
Los lectores deben
recibir la preparación apropiada y completa. Esta preparación debe incluir los programas
ofrecidos por la parroquia, además de su preparación personal. La preparación
será descrita con más detalle en los párrafos que siguen.
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