El concepto “participación” es introducido en el
vocabulario litúrgico en el siglo pasado, promovido por el Magisterio y por el
movimiento litúrgico. Participación deriva del latín (participatio = partem capere:
tomar parte), se usa como sinónimo de adhesión y de intervención. Su uso en la
liturgia deriva de diversos usos profanos. Es usado en el vocabulario político,
económico, social y en el lenguaje cotidiano, indicando no sólo la
participación en algo, sino también la invitación a participar. En este último
caso la participación significa una adhesión solidaria. Participación
significa, en general, el hecho de tener relación con, tener en común con,
estar en comunión; que equivaldría a relación, comunicación, semejanza, conjunción, etc[1].