Como ya se ha recordado, «sólo
el sacerdote válidamente ordenado es ministro capaz de confeccionar el
sacramento de la Eucaristía, actuando in persona Christi». De donde el
nombre de «ministro de la Eucaristía» sólo se refiere, propiamente, al
sacerdote. También, en razón de la sagrada Ordenación, los ministros ordinarios
de la sagrada Comunión son el Obispo, el presbítero y el diácono, a los que
corresponde, por lo tanto, administrar la sagrada Comunión a los fieles laicos,
en la celebración de la santa Misa. De esta forma se manifiesta adecuada y
plenamente su tarea ministerial en la Iglesia, y se realiza el signo del sacramento.