Es un derecho de la comunidad
de fieles que, sobre todo en la celebración dominical, haya una música sacra
adecuada e idónea, según costumbre, y siempre el altar, los paramentos y los
paños sagrados, según las normas, resplandezcan por su dignidad, nobleza y
limpieza.
Igualmente, todos los fieles
tienen derecho a que la celebración de la Eucaristía sea preparada
diligentemente en todas sus partes, para que en ella sea proclamada y explicada
con dignidad y eficacia la palabra de Dios; la facultad de seleccionar los
textos litúrgicos y los ritos debe ser ejercida con cuidado, según las normas,
y las letras de los cantos de la celebración Litúrgica custodien y alimenten
debidamente la fe de los fieles.