Todas las consideraciones hechas en
precedencia conducen ya a subrayar diversos elementos importantes que deben
entrar a formar parte de una preocupación pastoral, para que la celebración de
la plegaria eucarística sea lo más verdadera posible. Nos parece, sin embargo, que
subrayar algunos aspectos de carácter conclusivo puede completar mejor nuestro
discurso.
Pensamos, ante todo, en la dimensión propiamente
catequética: un momento central como el de la participación en la eucaristía
requerirá la constante preocupación de introducir a aquellos que participan en ella
en la comprensión y la vivencia de lo que celebran. Bajo este aspecto, la
comprensión vital de la plegaria eucarística —su sentido global, el significado
de su estructura y de los elementos particulares que la componen, su
inspiración de fondo— se revela como un aspecto prioritario de la acción
pastoral. No es inútil recordar a propósito cómo la notable abundancia de
textos de plegarias eucarísticas para el uso litúrgico permite una catequesis
muy amplia y articulada; quien sepa valorar inteligentemente la peculiaridad de
cada una de las anáforas tendrá un amplio abanico de perspectivas y de subrayados
para introducir en la comprensión inteligente de aquello que la iglesia trata
de hacer cuando invita a participar en la celebración de la cena del Señor.