
Cualquier católico, sea
sacerdote, sea diácono, sea fiel laico, tiene derecho a exponer una queja por
un abuso litúrgico, ante el Obispo diocesano o el Ordinario competente que se
le equipara en derecho, o ante la Sede Apostólica, en virtud del primado del
Romano Pontífice. Conviene, sin embargo, que, en cuanto sea posible, la
reclamación o queja sea expuesta primero al Obispo diocesano. Pero esto se haga
siempre con veracidad y caridad.
REDEMPTIONIS
SACRAMENTUM
No hay comentarios.:
Publicar un comentario