La legitimación de la proximidad temática entre
arquitectura y liturgia, más que resultado de una lectura analítica de cada
obra, nace de una clara unitariedad en el conjunto del producto arquitectónico:
se debe superar, efectivamente, toda simplificación con tendencia a colocar el
modelo arquitectónico en un marco de mecánica dependencia de los cánones
explícitos de la liturgia.
La verdad, más bien, es que en el proceso formativo de
la obra arquitectónica las manifestaciones concretas de la liturgia y, más en
general, de la eclesiología, terminan midiéndose naturalmente con las variables
de la verdadera y propia búsqueda arquitectónica; con lo que se consigue
finalmente una fábrica que, presentándose como síntesis de múltiples aspectos
(técnicos, artísticos, ideológicos y funcionales), adquiere con toda evidencia su
autonomía.
De E. Abruzzini
Nuevo Diccionario de Liturgia – Ediciones Paulinas
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