Tomás H. Jerez

martes, 19 de abril de 2011

LA AUREOLA

La aureola, también llamada nimbo, no es de origen cristiano. Esta está presente en numerosas obras de arte paganas de la antigüedad.  La mayor parte de los dioses olímpicos son representados con una aureola en forma de disco luminoso. En época helenística el nimbo circunda la cabeza de los personajes incisos sobre las estelas funerarias, esto expresa la deferencia que debemos al mundo del más allá. Cuando el personaje se encuentra en una habitación la aureola es azul. El azul es el color del cielo, donde moran los dioses. Una aureola con centro blanco que se transforma en azul en las extremidades representado la irradiación. Con los rayos los artistas significaban la divinidad de los misteriosos personajes. Algunas veces teniendo que representarla sobre las monedas, se limitaron a un círculo netamente inciso alrededor de la cabeza. La circulación de las monedas hizo conocer ampliamente el signo, que se transforma en algo convencional, usado por todos los artistas para representar la misma idea. El disco colocado alrededor de la cabeza significaba que el personaje se trataba de una divinidad o de alguien que tenía el honor de estar relacionado con los dioses.
El sentido de tal signo era tan notorio que los cristianos lo emplearon intencionalmente en el lenguaje visivo. Encontramos numerosos testimonios de ellos en las catacumbas, donde aparece inciso en esculturas, mosaicos, pinturas, madera, iconos, vestidos, etc.

ICONOS DE LA TRINIDAD

      Los iconos de la Trinidad son una expresión de la comunión del cristiano con Dios. Representar la Trinidad no es una obra sencilla. Durante la historia se han experimentado diversos tipos de soluciones. En algunos casos se han utilizado símbolos abstractos, en otros las tres personas de la Trinidad se representan en conexión con un evento de la historia de la salvación. En los primeros siglos la preocupación principal era evitar el peligro de la idolatría, siempre latente en las comunidades de cristianos convertidos del paganismo y rodeados por una cultura politeísta. El rechazo a las imágenes abstractas, sin conexión con la historia de la salvación, era una forma de evitar cualquier posibilidad de una interpretación erróneamente. Las imágenes de la Trinidad en relación con la historia de la salvación, narrada en la Sagrada Escritura, se transformarán, con el tiempo, en la forma más habitual de representación.