Monseñor Guido Marini, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas
Pontificias, señaló en una nota el significado y la importancia de algunos
detalles, que caracterizan las celebraciones presididas por el Santo Padre en
este Tiempo de Navidad.
Monseñor Marini pone de relieve que la estatua de madera, que representa a la
Virgen con el Niño Dios, colocada en la Basílica de San Pedro, al lado del
altar de la Confesión, subraya los lazos entre la Madre de Dios y el misterio
de Cristo, que se renueva en el altar.
Este año, la imagen es la de Nuestra Señora de Montserrat, que el papa Pablo
VI recibió de parte del presidente de Brasil Joao Goulart, como homenaje con
motivo de su elección pontificia, en 1963. La obra, de escuela brasileña, es
del siglo XVIII, está pintada en oro con policromía original y se conserva en
los Museos Vaticanos.
Antes del comienzo de cada celebración litúrgica, explica el Maestro de
Celebraciones Litúrgicas, se prevé un tiempo de introducción y preparación,
mediante la ejecución de algunos cantos a cargo de la Capilla Pontificia
Sixtina. De este modo, la asamblea se prepara al clima de oración y de
recogimiento, favoreciendo una auténtica participación litúrgica.
El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias recuerda asimismo que
los libritos litúrgicos indican, además de los detalles correspondientes a la
celebración, un tiempo de silencio previsto después de la homilía del Santo
Padre y después de la santa comunión. Se trata de momentos breves, pero
plenamente integrados en el rito, pues son verdaderos tiempos de oración, que
ayudan al recogimiento y a la adoración, sobre todo para asimilar el don de
la Palabra de Dios y de la Eucaristía.
Diversidad y unidad de la Liturgia
Y tras hacer hincapié en que las celebraciones litúrgicas papales se
caracterizan, en particular, por el anhelo de expresar al mismo tiempo la variedad
y la unidad, monseñor Marini subraya que, en este sentido, la multiplicidad
de las lenguas elegidas para las lecturas y para las intenciones de la
oración de los fieles evidencia la participación, en la celebración litúrgica
del Papa, de personas procedentes de diversos países del mundo. Al tiempo que
el uso de la lengua latina expresa la unidad, la universalidad y la
continuidad en el tiempo, de la liturgia de la Iglesia.
Explicando luego el desarrollo de la oración universal o de los fieles, añade
que el diácono, según la tarea que le encomienda la liturgia, dirige a la
asamblea una invitación, en latín, a rezar por las diversas necesidades de la
Iglesia universal y del mundo. Y, después de un breve silencio orante,
algunos fieles presentan, en sus distintas lenguas nacionales, las
intenciones de oración, a las que la asamblea responde cantando su súplica al
Señor.
En algunas celebraciones litúrgicas pontificias estarán presentes también los
cardenales diáconos, recordando monseñor Marini, que históricamente, estos
purpurados garantizaban siempre la administración de la ciudad de Roma y el
servicio litúrgico al Papa. Su presencia, hoy, expresa una tradición
histórica y litúrgica propia de la vida y de la liturgia papal.
Los cardenales diáconos visten la dalmática para manifestar exteriormente su
función litúrgica, como servidores y colaboradores del Pontífice.
En lo que respecta a las vestimentas litúrgicas, explica que su elección
corresponde siempre a la voluntad de dar expresión al sano y sereno
equilibrio entre pasado y presente, en el signo de la continuidad y variando
los estilos adoptados según el criterio de la noble belleza, que merece la
celebración de los misterios del Señor.
Mientras que la parte musical está a cargo del coro de la Capilla Sixtina,
que ejecutará, como es tradicional, los cantos gregorianos y en polifonía.
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Ciao Don Tomás,
ResponderBorrargrazie per il messaggio.
Buon Natale anche a te!