Tomás H. Jerez

domingo, 3 de julio de 2011

ESTRUCTURA TRINITARIA DE LA LITURGIA

El misterio trinitario se manifiesta y comunica a los hombres, invitándolos y recibiéndolos en su compañía (cf. DV 2), en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre.

Por su Encarnación, muerte y resurrección, Él es constituido Mediador único y definitivo entre Dios y los hombres. Mediación substancial (por la unión de las dos naturalezas en la única Persona del Hijo) y mediación por la obra de la redención. Él es aquel Sumo Sacerdote, semejante en todo a sus hermanos (cf. Hb 2, 17), que no entró en un santuario hecho por manos humanos, sino en el mismo cielo (cf. Hb 9, 24), ante el Dios eterno, ofreciéndose a sí mismo como sacrificio único y perfecto por los pecados de los hombres (Hb 9, 28; 10, 12); y que, desde entonces, intercede por nosotros como mediador que asegura la perenne efusión del Espíritu. En esta liturgia verdadera y definitiva, en Jesucristo, el hombre entra a la presencia de Dios.

EL ALTAR POESIA

Hay una criatura que me ha sorbido el seso.
Es una criatura irracional.
Más aún, es una criatura inanimada.

Sin embargo, desde hace muchos años todos los días la beso dos veces. Una, cuando me acerco a ella; otra cuando me alejo y despido. Y lo hago porque así lo manda la Santa Madre Iglesia. A veces, incluso, la incienso. Esa criatura ¡...es el altar...!