Leer las lecturas no es una tarea del presidente de la celebración, sino de otro ministro: el lector.
Hacer de lector es una tarea importante dentro de la asamblea. Los que la realizan deben ser conscientes de ello, y vivir el gozo y a la vez la responsabilidad de ser los que harán posible que la asamblea reciba y celebre aquella Palabra con la cual Dios habla a sus fieles, aquellos textos que son como los textos constituyentes de la fe.El ministerio del lector corresponde, en primer lugar, a quienes oficialmente han sido "instituidos" como tales: no significa que éstos tengan que leer siempre, sino que conviene que lo hagan en las ocasiones más relevantes y que se preocupen de que la Palabra de Dios sea bien proclamada y recibida por la asamblea.
Hacer de lector es una tarea importante dentro de la asamblea. Los que la realizan deben ser conscientes de ello, y vivir el gozo y a la vez la responsabilidad de ser los que harán posible que la asamblea reciba y celebre aquella Palabra con la cual Dios habla a sus fieles, aquellos textos que son como los textos constituyentes de la fe.El ministerio del lector corresponde, en primer lugar, a quienes oficialmente han sido "instituidos" como tales: no significa que éstos tengan que leer siempre, sino que conviene que lo hagan en las ocasiones más relevantes y que se preocupen de que la Palabra de Dios sea bien proclamada y recibida por la asamblea.