En este día, como dice el Missale Romanum, la iglesia
conmemora a Cristo, el Señor, que entra en Jerusalén para llevar a cumplimiento
su misterio pascual. En todas las misas se debe hacer memoria de esta entrada
del Señor: con la procesión solemne (forma I); con la entrada solemne (forma
II) antes de la misa principal; o bien con la entrada simple (forma III) antes
de las otras misas.
La entrada solemne, aunque sin procesión, puede ser
repetida antes de otras misas que tengan gran número de fieles.