La LH es la única oración que tiene un
equivalente, sustancialmente semejante, en todas las confesiones cristianas.
Todas las iglesias orientales tienen su oficio divino, con denominaciones y
estructuras propias ciertamente, pero organizado casi siempre con la salmodia, los
textos bíblicos, oraciones tradicionales y, sobre todo, siguiendo el carácter horario
de santificación de las horas. Los hermanos separados de Occidente, aun no
aceptando toda la doctrina sobre la eucaristía, los sacramentos y los
sacramentales de la iglesia romana y rechazando en general gran parte de sus
ejercicios piadosos, tienen un oficio divino vinculado en diferente medida al
oficio divino de la tradición antigua común. Según esto, en el plano de la
alabanza eclesial a Dios se encuentra cierta unidad, nunca rota, que es obra
del Espíritu Santo, principio unificante (LG 7; 13).
La Igleisa necesita de santos, lo sabemos, y ella necesita también de artistas hábiles y capaces; los unos y los otros, santos y artistas, son testimonio del espíritu que vive en Cristo (Pablo VI Carta a los miembros de la Comisión Diocesana de Arte Sacra. 4 de junio de 1967).
Tomás H. Jerez
▼
miércoles, 8 de febrero de 2012
EL ROL DEL LECTOR EN LA IGLESIA
Los primeros
cristianos se reunían para escuchar la Palabra de Dios y desde el principio, ha
habido personas encargadas de leer la Palabra de Dios. El rol del lector ha
cambiado con el tiempo, pero es importante conocer algo de la historia de los
lectores para entender más sobre el trabajo de un lector hoy en día.
Ordenes Menores
La Iglesia ha
tenido desde sus inicios órdenes menores, responsables de llevar a cabo los
diversos ministerios litúrgicos. Estas órdenes eran necesarias para llevar
acabo diferentes funciones ministeriales en la Santa Misa. Con el tiempo estas
órdenes se convirtieron en las primeras ordenaciones que los seminaristas
tenían en su proceso de formación antes de la ordenación sacerdotal. En 1971,
el Papa Pablo VI cerró las órdenes menores y creo los ministerios del lectorado
y acolitado, estos ministros ya no eran ordenados, sino encargados, de manera
que los obispos conseguían a personas con talentos especiales encomendándoles
permanentemente para el puesto.
LITURGIA TERRENA E LITURGIA CELESTE
Essendo azione eminentemente "ecclesiale",
anche la Liturgia partecipa di quelle che sono le prerogative della Chiesa: “è
umana e divina, visibile ma dotata di realtà invisibili, fervente nell'azione
ma dedita alla contemplazione, presente nel mondo e, tuttavia, pellegrina; e
tutto questo, però, in modo tale che quanto in essa è umano sia ordinato e
subordinato al divino, il visibile all'invisibile, l'azione alla
contemplazione, il presente alla città futura alla quale tendiamo” (SC 2).
Ecco perché nella Liturgia che noi celebriamo qui
sulla terra già partecipiamo, pregustandola, alla Liturgia celeste che viene
celebrata nella santa Gerusalemme dove il Cristo siede alla destra di Dio quale
ministro del santuario e del vero tabernacolo (cf Ap 21,2; Col 3,1; Eb 8,2).