En relación a la oración del Credo que se
realiza durante la celebración eucarística, la Iglesia nos recomienda, por
medio de la instrucción Redemptionis Sacramentum de la Congregación para el
Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos que no es permitido que los
sacerdotes, o diáconos, o bien fieles laicos, cambian y varían a su propio
arbitrio, aquí o allí, los textos de la sagrada Liturgia que ellos pronuncian.
Cuando hacen esto, convierten en inestable la celebración de la sagrada
Liturgia y no raramente adulteran el sentido auténtico de la Liturgia. En la
santa Misa y en otras celebraciones de la sagrada Liturgia no se admita un
«Credo» o Profesión de fe que no se encuentre en los libros litúrgicos
debidamente aprobados. Porque el contenido del Credo no se puede cambiar,
porque es la profesión de fe eclesial.
Cuando se cantan las partes fijas de la Misa (Credo,
Gloria, Santo…) se deben respetar los contenidos de los textos, aunque exista
un espacio para la variedad y la creatividad. Se debe preferir siempre aquellos
cantos, que mantienen el texto del Misal Romano. Por lo general, en la búsqueda
de hacer más accesible la liturgia a los fieles, se empobrece el mensaje
contenido en los textos litúrgicos, que han alimentado la espiritualidad
cristiana de tantas generaciones.
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