«Los sacerdotes, teniendo siempre
presente que en el misterio del Sacrificio eucarístico se realiza continuamente
la obra de la redención, deben celebrarlo frecuentemente; es más, se recomienda
encarecidamente la celebración diaria, la cual, aunque no pueda tenerse con
asistencia de fieles, es una acción de Cristo y de la Iglesia, en cuya
realización los sacerdotes cumplen su principal ministerio».
En la celebración o
concelebración de la Eucaristía, «admítase a celebrar a un sacerdote, aunque el
rector de la iglesia no lo conozca, con tal de que presente cartas
comendaticias» de la Sede Apostólica, o de su Ordinario o de su Superior, dadas
al menos en el año, las enseñe «o pueda juzgarse prudentemente que nada le
impide celebrar». El Obispo debe proveer para que desaparezcan las costumbres
contrarias.
La Misa se celebra o bien en
lengua latina o bien en otra lengua, con tal de que se empleen textos
litúrgicos que hayan sido aprobados, según las normas del derecho. Exceptuadas
las celebraciones de la Misa que, según las horas y los momentos, la autoridad
eclesiástica establece que se hagan en la lengua del pueblo, siempre y en
cualquier lugar es lícito a los sacerdotes celebrar el santo sacrificio en
latín.
Cuando una Misa es
concelebrada por varios sacerdotes, al pronunciar la Plegaria Eucarística,
utilícese la lengua que sea conocida por todos los sacerdotes concelebrantes y
por el pueblo congregado. Cuando suceda que entre los sacerdotes haya algunos
que no conocen la lengua de la celebración y, por lo tanto, no pueden
pronunciar debidamente las partes propias de la Plegaria Eucarística, no
concelebren, sino que preferiblemente asistan a la celebración revestidos de
hábito coral, según las normas.
«En las Misas dominicales de
la parroquia, como ‘comunidad eucarística’, es normal que se encuentren los
grupos, movimientos, asociaciones y las pequeñas comunidades religiosas
presentes en ella». Aunque es lícito celebrar la Misa, según las normas del
derecho, para grupos particulares, estos grupos de ninguna manera están exentos
de observar fielmente las normas litúrgicas.
Se reprueba el abuso de que
sea suspendida de forma arbitraria la celebración de la santa Misa en favor del
pueblo, bajo el pretexto de promover el «ayuno de la Eucaristía», contra las
normas del Misal Romano y la sana tradición del Rito romano.
No se multipliquen las Misas,
contra la norma del derecho, y sobre los estipendios obsérvese todo lo que
manda el derecho.
REDEMPTIONIS
SACRAMENTUM
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