El valor de la LH se mide en último término por
su aportación en orden a la elevación espiritual de los hombres, es decir, a su
santificación. Pues bien, esta contribución es muy alta.
El Vat. II afirma explícitamente que la liturgia es la
fuente primera e indispensable del espíritu cristiano, y que posee la máxima
eficacia para la santificación de los hombres y la glorificación de Dios (SC
7; 10; 14). Expresiones semejantes se leen en los documentos del más alto
magisterio relativas a la LH: "La santificación humana y el culto a
Dios se dan en la liturgia de las Horas de forma tal que se establece aquella
especie de correspondencia o diálogo entre Dios y los hombres, en que Dios
habla a su pueblo... y el pueblo responde a Dios con el canto y la oración. Los
que participan en la liturgia de las Horas pueden hallar una fuente abundantísima
de santificación en la palabra de Dios, que tiene aquí principal importancia"
(OGLH 14).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario