El que dice una sola de las tres horas diurnas usa la
salmodia de la hora intermedia, es decir, una de las veintiocho secciones del salterio
situadas en el ciclo salmódico de cuatro semanas. En efecto, se prevé para las
tres una sola e idéntica sección diaria del salterio corriente, que luego va
acompañada de himnos, antífonas, lecturas breves, versículos, oraciones
correspondientes a tercia, a sexta o a nona, según el momento: mañana, mitad
del día, después de mediodía. Por tanto, estas partes son apropiadas a cada una
de las tres horas, y en consecuencia forman tres grupos diversos.
En tercia, sexta y nona de las ferias, domingos y
memorias ordinarias todos los salmos o sus partes tienen antífonas
temáticamente relacionadas con ellos. Por el contrario, en las fiestas,
solemnidades y tiempos fuertes cada hora tiene una sola antífona, antífona que
suele estar relacionada con la fiesta o el período litúrgico.
Las memorias no tienen nada propio en las horas
menores, salvo casos excepcionales (OGLH 236).
El primer salmo de la hora intermedia (si se exceptúan
los domingos, las solemnidades y el viernes de la tercera semana) es siempre
una de las veintidós estrofas del Sal 118, distribuidas en otros tantos días e integradas,
para el primer lunes, con el Sal 18B. El Sal 118 y también el 18B cantan la
belleza de la ley de Dios y la sabiduría de quien la observa.
La reiteración frecuente de este motivo es bastante
útil para que el cristiano oriente su jornada: por eso la tradición utilizaba
el largo salmo de la ley en las horas diurnas (cf OGLH 132).
El domigno de las semanas primera y tercera tenemos el
Sal 117, que la LH, siguiendo la tradición, refiere al Mesías, piedra
desechada por los constructores y convertida en piedra angular (v. 22). El v.
26 es también mesiánico: "Bendito el que viene en nombre del Señor".
El v. 24 lo refiere la liturgia al domingo: "Éste es el día en que actuó
el Señor".
El domingo de las semanas segunda y cuarta tenemos el
Sal 22, aplicado a Cristo buen pastor, y el Sal 75, considerado como el
canto de la victoria escatológica de Cristo, conseguida por su muerte y
resurrección. Como se ve, la salmodia dominical de la hora intermedia tiene un claro
corte pascual. El viernes se encuentra el clásico salmo de pasión, el 21. Los
demás salmos siguen el criterio del orden numérico cuando no lo impiden razones
de equilibrio cuantitativo.
En las solemnidades que no caen en domingo, los salmos
son los graduales (119-121; 122-124; 125-127) o bien especiales, como en
navidad, en epifanía y en la ascensión.
Quien debe o quiere añadir a la hora intermedia
también las otras dos, recurre a la salmodia complementaria, formada por un
esquema fijo de salmos graduales, divididos en los tres grupos indicados
arriba, con antífonas propias (OGLH 81-83).
La hora menor diurna se cierra, al menos en la
celebración comunitaria, con la aclamación: "Bendigamos al Señor / Demos
gracias a Dios" (OGLH 79).
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