El responsorio es como un apéndice de las
lecturas, la resonancia y la prolongación conceptual del mismo. Es un recurso estético,
pero se coloca más particularmente en la esfera mística en cuanto expresa el
eco suscitado en el alma por la palabra de Dios o por otra realidad espiritual
que la atañe.
A veces aclara el sentido de la lectura bíblica o la
coloca en el contexto general de la historia salvífica, releyendo sus hechos
veterotestamentarios en perspectiva cristiana (OGLH 169).
El responsorio de la segunda lectura es sobre todo una
ayuda para la reflexión, un subrayado de algún concepto importante, una
actualización o una personalización de alguna temática, la expresión de alguna emoción
suscitada (cf OGLH 170).
Los responsorios de laudes, vísperas y completas
generalmente no tienen un vínculo temático puntual con las líneas leídas.
Las lecturas breves de tercera, sexta y nona van
seguidas simplemente por un verso y por una respuesta. Es como un versículo
responsorial enlazado temática o estructuralmente con el pequeño lema bíblico
que precede.
En el rezo sin canto se pueden evitar las repeticiones
del responsorio (= R) (OGLH 171). Los responsorios de laudes y vísperas
pueden sustituirse por cantos idóneos aprobados por las conferencias
episcopales, o por un instante de silencio (OGLH 49).
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