Roma (Agencia Fides) - Cuando en julio del 2007 el Motu Propio de Benedicto XVI restauró la celebración de la Misa en latín, de varias partes de elevaron voces de protesta. El temor era – y lo sigue siendo – que el Papa Ratzinger finalmente hubiera dejado ver sus verdaderas intenciones, revelándose el reaccionario defensor de la tradición, acusación que lo acompañaba desde cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es decir el ex Santo Oficio. A estas objeciones Benedicto XVI replicó mostrando como el regreso del rito latino no es un “paso hacía atrás”, un retorno a los tiempos anteriores al Concilio Vaticano II, sino un mirar hacía adelante, retomando de la tradición pasada lo más hermoso y significativo que ésta le puede ofrecer a la vida de la Iglesia. Lo que el Papa Ratzinger quiera hacer con su paciente trabajo de reforma es renovar la vida del cristiano – los gestos, las palabras, el tiempo cotidiano – restaurando en la liturgia un sabio equilibrio entre innovación y tradición. Haciendo emerger una imagen de una Iglesia siempre en camino, capaz de reflexionar sobre si misma y de valorizar los tesoros de su milenaria historia. (S.L.) (Agencia Fides 5/11/2008 líneas 15 palabras 211)
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