22 - Una
vez respondido et cum spiritu
tuo, el
sacerdote se vuelve por su izquierda y se desplaza directamente (con las manos
juntas ante el pecho) hasta donde está el Misal (es decir, al extremo del lado
de la Epístola )
y se coloca de cara a él. Haciendo, entonces, con la cabeza inclinación mediocre
hacia la cruz del altar, extendiendo y juntando las manos al mismo tiempo, dice
en voz alta Oremus[1] 18 y prosigue
luego la lectura de la oración, con los dedos unidos y las manos extendidas,
aunque separadas de manera que ni su altura ni su separación exceda la de los
hombros y estén las palmas frente a frente.
Si la oración debe terminar con
la conclusión Per Dominum
nostrum etc. o Per eundem Dominum nostrum, etc. unirá las manos al empezar la
conclusión, inclinará la cabeza hacia la cruz al pronunciar Iesum Christum, enderezándose después y
prosigiendo con las manos juntas ante el pecho hasta el final de la conclusión.
Si en cambio la oración se termina con la conclusión Qui tecum o Qui vivis, no juntará las manos hasta las palabras in unitate[2] 19 y no hará ninguna inclinación hacia la
cruz.
Si en la Misa se hubiesen de decir
varias oraciones sólo ha de decirse Oremus antes de la primera y de la segunda oración,
y sólo se dice la conclusión de la primera y de la última; es decir: se reza la
primera oración completa (con su introducción y su conclusión) las demás se
recitan unidas, tras una sola introducción y se terminan bajo una sola conclusión.
Si durante la oración (o en
cualquier otra parte de la Misa )
hubiese de pronunciarse el nombre del Santo de quien se dice la Misa o de quien se hace
conmemoración, o el santo nombre de María, o el del Papa reinante, ha de hacerse
inclinación de cabeza hacia el libro, a no ser que en el altar o en lugar
principal haya una imagen de la
Virgen o del Santo en cuestión, en cuyo caso la inclinación
se haría hacia ella. En cambio, al nombre de Jesús la inclinación se hará
siempre hacia la cruz del altar, incluso durante la lectura de la Epístola.
Esta regla sufre una excepción
notable: durante la lectura del Evangelio todas las inclinaciones se hacen
hacia el Misal.
[1] 18 Lo cual deberá observarse
cada vez que el sacerdote diga 0remus.
[2] 19 Para ayudar la memoria
conviene notar que la expresion « in unitate” al evocar la
noción de unidad, recuerda al sacerdote que en ese momento ha de unir sus
manos.
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